Capítulo 5

1.6K 116 23
                                    

El camino a casa fue callado, nadie decía nada, miraba hacia la ventana. ¿Nunca pensaron en arrojarse del auto?, eso es algo que yo pensaba muy seguido. Bueno, cuando estaba con mi madre nada más.

Dio giro y se estacionó en una tienda de ropa, fruncí el ceño, ¿Qué hacíamos aquí?, con mi madre jamás íbamos a comprar ropa ni nada por el estilo. Siempre me decía: "toma el dinero y cómprate ropa, debo ir a trabajar".

—Seguro te estás preguntando qué hacemos aquí — dijo y asentí — bueno, vinimos a comprar ropa, das vergüenza ajena vestida así — dijo y sentí como me caía un baldazo de agua fría, así se sentía.

— Yo.. no necesito ropa.. — dije en un susurro.

— Sí, la necesitas. Vamos.

Tomó las llaves y salió del auto, salí de allí, entramos juntas a la tienda, era de ropa femenina, habían vestidos, tops, shorts, todo de los típicos colores; rosas, rojos, amarillos etc etc.

— Buenas tardes señoritas, ¿Qué andan buscando? — dijo una chica de unos 20 años, era rubia e iba vestida con un vestido Rosa ajustado con un logo pequeño estampado.

— Hola, buenas tardes. Estamos buscando algo para ella — dijo mi madre y la mujer me miró — algo provocador.

— No, mamá, yo no quiero algo provocador — dije, era cierto, me gustaba ser simple y no llamar la atención.

— Sí, lo necesitas cariño. — dijo ella casi retándome.

— Bien, ven, te mostrarte cosas.

Seguí a la chica y había muchas cosas que me mostraba, hasta vestidos ajustados, tops, shorts, monos de todo. Mi madre elegía la ropa prácticamente. Me hizo poner un vestido Rosa ajustado, Qué hacia resaltar cada parte de mí prácticamente.

Luego una remera bastante ajustada y una pollera tiro larga negra, también zapatos, más bien tacones. Estuvimos toda la tarde de compras; compras que no quería.

Se hizo de noche y ahí salimos, compramos muchas cosas femeninas, me obligaba a que yo me las pusiera en la escuela, no quería, pero era mi madre.

Nuevamente fue silencioso el viaje, no tenía ganas de hablar y al parecer ella tampoco, llegamos y bajamos aún sin hablar. Sacamos todas las bolsas y las llevé a mi habitación.

Me acosté en mi cama, no tenía ganas de nada, absolutamente nada. Hacía mucho frío, me tapé y cerré mis ojos... ¿Por qué no podía desaparecer y ya?.

06:45 am; suena el despertador.

Abro mis ojos lentamente, tenía pesadez en abrirlos. Ya era de mañana, me estiré y miré a mi alrededor, había una carta, en la mesita de luz, decía que era para mí.

Hija, te dejé el desayuno en la mesa, también la ropa de ayer, un poco de maquillaje para que resaltes tú rostro, tú puedes ser hermosa si te lo propones.

                                               Besos, mamá.

Ella pensaba que con maquillaje y bien vestida era hermosa, cuando para mí solamente tapaba mi verdadero yo.

Me había dejado el vestido Rosa que habíamos comprado, era como apretado arriba y acampanado abajo, también unos tacones negros. Yo no sabía caminar con eso, no podría.

Vi que estaba el maquillaje, un delineador, máscara de pestañas y labial, creo que lo otro era base. Me levanté y entré a ducharme, el ambiente estaba congelado, el invierno se aproximaba.

Salí de la ducha y fui al cuarto, ¿Debería hacerle caso a mi madre?, ¿Comenzar a ser distinta?, ¿Así haría amigos?, no lo voy a saber si no lo pruebo.

Tomé la ropa y me la puse, me quedaba bien, tengo que admitirlo. Era como otra yo. Agarré el delineador, comencé con un simple delineado, luego tomé la máscara de pestañas y me puse un poco, por último el labial, era con brillo, me lo coloqué y me miré al espejo.

Era otra persona completamente distinta, me veía mucho más bella, saqué la toalla de mi cabeza y me peiné, tenía el pelo con algunas ondas, la verdad si que me veía muy bien.

Sonreí, le sonreí al espejo, jamás lo hacía, pero hoy me sentía distinta, mucho mejor. Tomé mi mochila y baje para tomar el desayuno, me puse un poco más de brillo labial por que se me había corrido, lo guardé en mi mochila.

Salí de mi casa, debía tener cuidado con los tacones, ya que jamás había usado unos. Las personas que estaban en la calle me miraban mucho, me hacían poner muy incómoda, apresuré el paso.

Llegué al Instituto y todas, absolutamente todas las miradas se posaron en mi, veo que muchos se hablaba en el oído y otros simplemente no hablaban y miraban con asombro.

— _____tn, ¿Eres tú?

Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora