¿Un sueño?
¿Qué diablos fue eso?
Es lo único que piensa Yuu cuando se da cuenta del lugar donde esta. El mismo escritorio en el que anteriormente el y sus amigos jugaron al Kokkuri-San. Se había quedado dormido y sus amigos lo dejaron ahí.
Ya mañana me desquitare con ellos, tengo cosas más importantes que hacer.
Yuu sale corriendo del salón, y lo más rápido que puede abandona el edificio.
Hace poco que el sol descendió pero eso no detiene el movimiento. Yuu vive en una ciudad metropolitana y por eso caminar entre multitudes es algo completamente común, pero el tiene sus atajos.
Una vez consigue escapar del flujo masivo de personas, se mete por estrechos pasadizos que parecen haber sido olvidados por el progreso, y en un par de minutos entra en su vecindario.
Ya a un par de calles de su casa Yuu empieza a sentir algo raro, la niebla que antes parecía una simple cortina ahora empieza a cubrir el panorama sin dejarle ver nada más que lo que está enfrente suyo. Una sensación extraña, seguida de un escalofrío no es suficiente para detenerlo, empieza a correr para llegar rápido a casa.
Algo lo detiene, una mano fría que lo toma por el hombro lo hace voltear, lo que ve, lo deja sorprendido. Una mujer hermosa que aparenta 20 años, su cabello largo, negro y ondulado cae hasta sus hombros, sus facciones perfectas y su piel pálida como la nieve, la única parte de su rostro no se deja ver es su boca que se esconde tras un barbijo
La misteriosa mujer pronuncia una peculiar pregunta- ¿Yo te parezco hermosa?
Pero lo único que él responde es- Lo siento Sakura, pero no tengo tiempo, estoy ocupado –Y sigue su camino corriendo a incluso más velocidad que antes.
El chico pierde de vista a la hermosa mujer que se queda parada en medio de la niebla, perpleja, como si el mundo se hubiese detenido- ¿Cómo sabes mi nombre? –un susurro se escapa de sus ensangrentados labios
La puerta de casa es abierta, pero lo único que hay en el lugar es un silencio abrumador.- ¡Papa ya llegue a casa! -Pero no hay respuesta. El celular de Yuu empieza a sonar, es su padre, así que contesta.
-Yuu perdóname por no poder ir a casa, hay demasiado trabajo –La voz del padre lo único que hace es entristecer al hijo.
- No... no hay problema, estuve en casa de Rin un rato –Yuu acostumbraba ir a visitarla muy a menudo, debido a la corta distancia entre hogares, por eso es una mentira completamente creíble.
-Oh que píllin con 15 años y ya pensando en esas cosas ¿Eh? Pasas mucho tiempo con tu "Amiguita" –El tono burlón de su padre parece alegrar a Yuu.
- Exacto, amiga, no pienses nada raro viejo pervertido –Del otro lado de la línea se escucha una carcajada seguida de una tos seca muy sonora- Deja el tabaco, que te está matando. Bueno creo que estás un poco ocupado con el trabajo te veo mañana.
-Lo siento, te veo mañana.
-Adiós.
-Y Yuu...
-¿Qué?
-Te amo hijo.
-Viejo pervertido –Y corta la llamada.
Yuu entra a su habitación y toma la grabadora que usa en su curioso pasatiempo. Presiona el botón de grabar y mientras va hacia la cocina empieza la Bitácora del capitán Yuu.
-Bitácora del capitán Yuu, año 2017 Día 23 Mes 4, Un día algo fuera de lo común mi ordinaria vida, jugué a un juego extraño llamado el Kokku... ¿Kokku quien? Vah, no tengo ni idea, pero si sé que ese juego tratando de ser espiritual, terrorífico y todas esas mierdas lo único que consiguió fue dormirme. Por cierto, cuando dormía tuve un sueño algo extraño pero ya no me acuerdo ni la mitad. Vine a casa extremadamente tarde, para encontrarme con... Lo común, nadie. Papa dijo que hoy tomaría un descanso y estaría conmigo pero se quedo en el trabajo.
Desde que mama murió papa trabaja el doble para mantenernos, y siempre llega a casa cuando estoy durmiendo, por eso solo tenemos contacto en los desayunos y cuando yo no puedo dormir. No sé ni lo que hago contando todo esto, juraría que doy el mismo discurso deprimente a diario –Llega a la cocina y abre el refrigerador- Absolutamente vacío, tendré que pedir a domicilio otra vez, mañana haré las compras supongo. Capitán Yuu fuera –Y suelta el botón de grabar.
Una fugaz llamada para hacer el pedido y una promesa de entrega en treinta minutos o es gratis es lo único que lo separa de su solitaria cena.
Pasan veinte minutos y el timbre suena. Yuu abre la puerta y se encuentra con el repartidor, sin mediar palabra la comida es intercambiada por el dinero.
-Gracias.
El repartidor solo responde con un asentimiento de cabeza y se retira.
La puerta se cierra y lo único que importa es la cena, pero un sonido extraño llama la atención de Yuu, el sonido de una motocicleta derrapando por el pavimento. En un impulso Yuu abre la puerta para ver lo que sucede, la moto ya no está pero eso no significa que el este solo.
Parada en el portal de su casa está la misma mujer que previamente lo paró.
-Disculpa ¿Puedo ayudarte en algo? -La mujer misteriosa no responde- ¿Qué quieres? -No hay respuesta.
Sus miradas no se separan, durante largos minutos sus miradas no se separan hasta que sucede algo que helaría el alma del más fuerte. La mujer lentamente se quita su barbijo para revelar el tan temido secreto, su boca rajada de lado a lado, sangre gotea por las heridas que forman una suerte de boca torcida.
Yuu siente como su alma escapa de su cuerpo, el sudor frío no tarda en caer cuando ve a la mujer saca un par de tijeras oxidadas de las cuales aún caen gotas de ese tan reconocible fluido rojo.
Al ver tal escena la única respuesta que produce el joven es retroceder lentamente y cerrar la puerta de un portazo formidable.
-¿Q-Que fue eso? -Un susurro casi inaudible se escapa de los labios de Yuu. Como puede, se levanta temblando hasta ver por la mirilla de la puerta- S-Sigue ahí -Siente como sus manos empiezan a temblar y se aleja de la puerta.
Una particular visitante llega a la casa de Yuu una noche de niebla...
El juego de Kokkuri-San da inicio.
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Kokkuri-San
ParanormalYuu Akagami es un joven japonés común y corriente que vive una vida común y corriente. Un día es convencido de jugar al Kokkuri-San por sus dos mejores amigos, pero en la sesión del juego algo sale mal y Yuu termina encerrado entre dos mundos, el de...