Capítulo 7º

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Tuvieron que pasar un par de años para regresar aquel lugar, incluso estando cerca nunca lo hice ahí, había llegado el momento de enfrentarlo, de hacerlo responsable de sus actos, o simplemente mi deseo de hacerlo mio una vez mas me guió todo este tiempo. No había necesidad de cortejarlo, lo conocía perfectamente y conocía aquel sitio, simplemente una noche me presente.

Daría lo que fuera por repetir aquel instante, la boca desencajada, los ojos desorbitados, incapaz de pronunciar palabra, el mas grande y profundo terror dibujado en su rostro, todo para mi deleite.

- ¡¡Imposible!! -

- Realmente lo crees -

- ¿Qué haces aquí? Sabes que esto ya no es posible Aiday, todo por lo que he trabajado se ira al demonio si alguien.......... sabe de ti -

- Eso no pareció importante todas esas veces que me hiciste el amor -

- ¡¡Basta!! Tu presencia me repugna, no eres bienvenido, vete - Puso sus manos sobre mi pecho para alejarme, al instante se detuvo y sus ojos se perdieron en los míos - Estas helado, y esos ojos han cambiado, ¿Qué eres?-

- Para ti Nikolai, tu nuevo dios, tu redención, deposita tu fe en mi y te garantizo el cielo - Susurre en su oído, su calidez me embriagaba, ya no lo podía soportar mas, no quería admitir que lo necesitaba mas que nunca; acerque mi boca a su cuello respirando su exquisito aroma, la vena yugular latiendo arrítmicamente, clave los colmillos en la piel caliente, el sonido lascivo desgarrandola, la sangre, su sangre llenándome de golpe, saciando mi terrible necesidad.   

Mio

Tu cuerpo, tu sangre y tu vida me pertenecen, no hay nadie ni nada en el mundo que me impida amarte, que me quite de tenerte justo donde quiero, ni si quiera tu. Nada de lo hayas hecho antes importa ya, ámame como nunca, déjame entrar, déjame poseerte y la salvación vendrá para los dos.

Tuyo



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P W Matilde

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