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Rumores corrían en el pequeño poblado que se situaba a las afueras de la ciudad, el yerno de un respetable profesor de una de las mas grandes universidades de la ciudad cayo enfermo de la nada, dejando inerme a su esposa gestante; el pobre infeliz padecía de anemia grave sumado a terribles alucinaciones y fiebres nocturnas, muchos fueron los esfuerzos por curarlo, incluso la iglesia ortodoxa intervino y trato sin mucho éxito de aliviar sus dolencias, pero el desdichado hombre solo podía esperar la muerte inminente.
Nikolai Sokolov y Anya Kozlov habían contraído nupcias hacia mas de tres años, era bien sabido que el mejor modo de quedarse en una de las ciudades más prósperas era casarse con alguien que ya estuviese registrado allí. Para suerte de Nikolai la bella hija de cierto profesor fue su pase directo a esta prosperidad. Después de muchos intentos por convertirse en padres y consumar por completo aquel matrimonio, Anya estaba encinta pero su vida se desmorono al caer enfermo su muy amado esposo. Esto por supuesto para deleite de cierto caballero galante, oculto tras el telón, autor de aquella bella y horrible atrocidad.
Aiday asistía sin falta cada noche donde un Nikolai cada vez mas enfermo lo esperaba feliz, ansioso por dar el siguiente paso con su querido, Si bien el ciclo del amante ya había rebasado sus limites, Aiday estaba admirado por la capacidad de aguante de este, embelesaba y llenaba de dulces mieles los oídos de aquel hombre, tantas promesas por cumplir, había llegado el momento de ser uno con el otro y la mejor manera seria arrastrarlo con el hasta las mas profundas tinieblas. Nikolai no podía estar mas feliz de compartir aquella deliciosa condena con su bello amor.
Mi dulce, dulce Aiday, di que me amas, di que estaremos juntos en la eternidad
Juntos en la eternidad
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PWMatilde
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Lunas de Octubre
VampireNo hay lunas mas hermosas en todo el universo que las lunas de Octubre... Con este pensamiento aliviaba un poco el dolor insoportable de mi alma. y aun así el deseo de sangre seguía siendo mas grande y sanador que las palabras efímeras de un insensa...