Nadie sabe sin duda el momento en que se enamora, ni yo lo supe... solo supe que aquella chica se volvió indispensable para mí.
Y para aquel entonces, yo era un desastre; Juliet llegó y caí por ella, pero sin duda alguna caer por ella fue lo mejor que me había pasado en esta vida.
Desde el día en que fui a recoger al inepto de mi primo (Adrián) a su colegio para que me enseñara un poco de la ciudad, desde ese día ella no había salido de mi cabeza, estaba ahí parada junto a él, tan frágil y tan hermosa.
Para tener solo 17 años, no los aparentaba se veía más chica y su actitud no le ayudaba; callada y penosa, así era Juliet a sus 17 años, patosa a no más poder, una niña de cabello negro como la noche, unos ojos del café más oscuro, aquella sonrisa tímida, sus mejillas con aquellas pecas y esos lentes que la hacían ver tan nerd, déjame decirte que su ropa holgada no le ayudaba para nada, pero ella es hermosa aunque lo oculte, lo es.
En casa solo éramos mi madre, mi hermana menor Rebeca y Juan el mayor, el cual estaba casado y tenía un hijo. Nos iríamos pronto a vivir a la ciudad de donde era mi primo Adrián, necesitábamos un respiro y un comienzo desde cero, me había postulado para ingresar a la UEC, mi mayor sueño era ser un gran chef, mi pasión es cocinar y si tengo talento.
Mi padre había muerto cuando yo solo tenía 15 años, por lo tanto Juan y yo, nos hicimos cargo, trabajamos junto a mi madre para salir adelante, después de un tiempo nos encontrábamos estables y tanto mi madre como Juan tienen un trabajo estable en nuestro nuevo hogar, mi madre ahora solo está pendiente de que logre mi sueño y de que Rebeca igual.
Era una enorme locura, pero estaba seguro de que Juliet me gustaba, recién la conocía y con lo poco que hablaba era tan difícil. Aun así dos meses después me había mudado y estaba instalado en mi nueva casa junto con mi familia, decididos a comenzar de nuevo y tan solo un mes después de eso... Juliet y yo habíamos formalizado nuestra relación.
Juliet me tenía, me gustaba saber que era su primer beso, su primer novio, su primer amor, su primera vez, todo. Los días eran lo mejor junto a ella, los había denominado "Mis días felices" cuando la veía... mientras el tiempo pasaba y pasaba volando, Juliet se habría más a mí, comenzaba a conocer sus demonios y la historia detrás de cada cicatriz.
Porque si, Juliet, estaba lastimada, llena de historias escondidas detrás de esas cicatrices, detrás de aquella sonrisa falsa y aquella risa de mentira.
Juliet era mar de dudas y yo estaba dispuesto a nadar en el para saber cada secreto.
En mi mente existía un recuerdo que nunca iba a poder olvidar...
Ese recuerdo me hacía atarme a ella, era inevitable no amarla, es inevitable no caer por Juliet Casares.
Tenia 3 meses saliendo con Daniel, me había acostumbrado a el, su compañía y extrañarlo era lo peor de todas las cosas que el me hacia sentir.
-¿Me vas a extrañar?- susurre contra su cuello dando un suave beso...
-Tal vez...- murmuró riendo y negando con la cabeza.
Rompí el abrazo y lo mire fingiendo tristeza... Lo que hizo que el soltara una pequeña risa.
Entonces me abrazo, un abrazo casi de oso y entonces hablo, sentí sus labios en mi oreja y eso por alguna razón me causó un cosquilleo extraño...
-Sí, sí, te extrañare tanto-
Y esos eran los pequeños momentos que valían la pena, bueno siempre valía la pena cualquier cosa a su lado.
Él no era de ser cariñoso, siempre tenía su semblante serio y bromista algunas veces.
Aquellas palabras hicieron todavía más perfecto mi día, mi día junto a él.
Cada día estaba más perdida por Daniel, cada día caía más y más, lo peor de todo es que me gusta su forma de hacerme caer.
Estaba dispuesta a caer hasta el fondo.
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Eternidades.
Novela Juvenil¿Daniel, Juliet y Adam? Si tan solo cada uno conociera su parte de la historia se evitarian de tantos problemas. y lo más importante : ¿Quién en este mundo se toma su tiempo para enamorarse del alma? °Primer libro de la saga Para Siempre.° Portada...