Jesse se fue ayer, y yo ahora debo pensar en qué puedo regalarle por su cumpleaños. Él me hizo un regalo sencillo pero bonito, pensado. Supongo que yo ahora no podré plantarme en su casa y darle una tarjeta de felicitación. Ah, también está el factor ese de que soy su novia y eso. Pensar en todo esto me da dolor de cabeza.
Se supone que al ser su novia, debería saber qué regalarle a Jesse, pero la palabra novia sigue dándome escalofríos. A ver, centrémonos un momento. Es Jesse. ¿Qué le gusta a Jesse? El fútbol, soccer como sigue llamándole él de vez en cuando. Le gusta escuchar música, leer y escuchar mis idas y venidas en la terraza. O eso supongo. A ver, es un chico que va a cumplir diecisiete años, con gustos normales en un chico de su edad: música, deporte, sexo aunque no lo diga.
El problema está en que nada de lo que se me ocurre parece lo suficientemente bueno para él. No porque sea quisquilloso o un caprichoso, Jesse sería capaz de decirme que le encanta mi regalo si me planto en su casa con un tablero de Monopoly versión china envuelto en papel de regalo de color naranja chillón.
Echarle de menos y pensar en su regalo no es buena idea. Pero para nada. Pensar en Jesse ahora es como pensar en helado cuando estás a dieta.
Está bien, podría enfocarlo de otra manera. ¿Hay algo que no tenga Jesse? No lo sé. Libros siempre le faltarán, aunque tenga miles por leer, porque es lo mismo que siempre sentiré yo. Tiene amigos, tiene una familia encantadora, equipación deportiva, música... Tiene de todo. Jesse tiene de todo, y eso no sé hasta qué punto es un problema. Bueno, un problema para mí, no para él.
Decido llamar a Rob para que me ayude, al fin y al cabo, por algo será que es mi mejor amigo.
-¿Sí?
-Hola Rob, mi mejor amigo del alma. Sabes que te quiero, ¿verdad?
-¿Juls?¿Estás fumada?
-Eh... No. ¿Por qué debería ir fumada? Son las nueve y media de la mañana.
-Por eso mismo, tú odias madrugar.
-Necesito ayuda.
-¿Qué ocurre?
-No sé qué regalarle a Jesse por su cumpleaños.
-Eres su novia.
-Lo sé.
-Entonces...
-¿Entonces qué?
-¿No deberías saber qué regalarle a tu novio?
-Te recuerdo que el regalo de cumpleaños de Alejandra lo escogiste con mi ayuda.
-Sí, y no le gustó nada.
-Ya entonces me caía mal, no podías pedirme que me rompiera los cuernos pensando en esa estúpida. Bueno, ¿vas a ayudarme, sí o no?
-Está bien. ¿Cuándo quedamos?
-¿Ahora?
-¡¿Ahora?! Juls, aún estoy en pijama.
-Quiero ir a Barcelona. Aquí seguro que no encuentro nada, el centro comercial es mierda. Además, ahora mismo es el único tiempo libre que tengo, esta tarde llegará mi hermano de casa de nuestra tía.
-¿Tu hermano está con vuestra tía?
-Sí, bueno, no mi tía tía sinó... Ya sabes, la mejor amiga de mi madre.
-¡Ah! Verdad, verdad.
-Bueno, entonces... ¿Vienes o no?
-Que sí, que sí. Dame veinte minutos y te recojo en casa.
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Inadaptados
Novela JuvenilEsto es un mensaje para ti. Sí, para ti, para la persona que lo está leyendo. O bien... Más que un mensaje, una advertencia. Esta no es una bella historia de amor donde los protagonistas aprenden bellas lecciones. Sí, admito que la última frase es...