Día dos.

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Día 2.

Caricias/toques, en cualquier lado. 




—Dios, Barry. Adoro esto, debí ser un perro en mi vida pasada.

La voz de Hal tenía un tono bajo y un ritmo lento. Sus ojos estaban llenos de cándido embeleso y prácticamente no podía mantenerlos abiertos, debido a las sensacionales caricias que estimulaban cada centímetro de la sensible piel de su cráneo.

Las hojas de un árbol de maple, en Canadá, arrojaban un montón de sombras  sobre su rostro. Hal pensaba que eran hojas muy bonitas, vestidas de color cobre, oro y bronce. Pero no podían compararse con la belleza de Barry.

El velocista no respondió a sus palabras, en cambio, se rio un poco y aumentó la suave vibración en la punta de sus dedos que se paseaban una y mil veces por la cabeza de su novio, haciendo surcos entre su cabello, provocando que Hal suspirara de gusto.

Las manos de Barry eran suaves, suaves en la medida justa para seguir siendo varoniles y fuertes. Siempre estaban limpias, y tenían un lejano olor a químicos de laboratorio, pero a Hal no le importaba porque tenían la increíble virtud de transmitir un montón de cosas cuando se posaban sobre él. Sus caricias podían ser pasionales, juguetonas, o dulces y terriblemente amorosas, aquellas, eran sus favoritas. Pero no funcionaban si no eran los dedos de Barry los que se las prodigaban, y no se debía a que solo Barry tuviera la habilidad de vibrar sus dedos para hacerle un delicioso masaje, no, se trababa de que Hal estaba perdidamente enamorado de ese rubio e incluso, sus caricias más simples, lo transportaban al paraíso.

—Yo debí ser un perro y seguramente tu fuiste un árbol, el árbol más bonito del universo, con un tronco color escarlata lleno de ámbar y hojas de oro que el viento mecía como campanillas.

—Eso suena como un árbol muy lindo, Hal. Pero si yo hubiera sido un árbol y tú un perro. No podría darte caricias, —razonó— y posiblemente tú me hubieras orinado.

Fue el turno de Hal para sonreírse. —Ya me conoces, mi amor. No puedo mantener mi pene lejos de ti.





Notas de la autora: Muchas gracias a todos los que se han sumado para leer este pequeño reto de treinta días, es un  gusto escribir para ustedes   (づ◡﹏◡)づ   

30 Días de HalBarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora