30 Días de HalBarry

Día uno.

Día 1.

Agarrados de las manos.

— No hay necesidad de entrecruzar nuestros dedos —Barry murmuró en voz baja para que solamente Hal lo escuchara.

Podía sentir la mirada de todos sobre ellos. Estaban en un supermercado, Hal trataba de decidir si llevar cerveza oscura o clara.

— Oye, si vamos a pasar el resto de nuestras vidas tomados de las manos, al menos lo haré en una posición que resulte cómoda para mí, —el castaño respondió sin apartar su mirada de las botellas de cerveza. — Te advertí que corrieras hacía donde estaba Superman. Yo pude protegerme de la magia, pero no me escuchaste y el rayo nos dio a ambos, ahora estaremos así el resto de nuestras vidas y te advierto que no pienso dejar de masturbarme solo porque tú estás ocupando mi otra mano, así que, comienza a ser más cooperador, Barry.

Una mujer que pasaba cerca, exclamó una palabra de indignación y los juzgó con la mirada. Las mejillas de Barry se encendieron y se sintió tan acalorado, que deseó poder meter la cabeza en la heladera de las bebidas.

— ¡Solo elije tu cerveza, Hal!

Llevaban una semana en aquella situación, incapaces de soltar el agarre por más de un par de segundos, apenas lo necesario para poder vestirse o desvestirse, lo cual, era un alivio porque Barry tenía un sentido muy estricto de la limpieza.

Desde que aquel rayo mágico los había golpeado, estaban obligados a permanecer agarrados de las manos. A Hal no parecía importarle demasiado, pero Barry había tenido que escabullirse a su empleo con el castaño a su lado y luego, había tenido que explicarle a su jefe porque se tomaba de la mano con su mejor amigo. Tampoco podían acudir a las misiones de la liga, la mano libre de Hal era la que tenía el anillo, pero Barry, en cambio, no podía correr mientras estuviera unido a Hal. Así que estaban a mitad de unas vacaciones forzadas.

Pasar día tras día juntos no era tan terrible. Pero Barry aún no superaba la lluvia de miradas que los asediaba cuando salían de casa. Él prefería quedarse ahí, perdiendo el tiempo con algún show televisivo, acurrucado en el sofá al lado de Hal o ingeniando nuevas formas de ser útiles con una sola mano cada quién. Había cosas maravillosas dentro de todo aquello, Hal era increíblemente divertido y siempre ideaba algo que hacer, ir al cine, ir patinar juntos, bailar, y unirse a una marcha de "todos tomados de la mano en contra del maltrato a los cachorros". Así que, aunque Barry realmente sufría ataques de vergüenza, la mayor parte del tiempo Hal lograba hacer que lo olvidará todo.

Hal era sensacional.

— ¿Qué están haciendo aquí?

La voz educada y modulada de Bruce Wayne, hizo que Hal diera un salto en su sitio y casi soltó sus cervezas.

Bruce no estaba solo, Clark Kent estaba a su lado, con una sonrisa tranquila.

— Hola, Bruce, estamos haciendo las compras, —Barry señaló su carrito de supermercado lleno de víveres.

— ¿Y por qué están tomados de las manos? — Los ojos de plata del mejor detective del mundo se fijaron en aquello dedos entrelazados.

Flash era el hombre más rápido que existía, pero no vio venir aquella pregunta. Es decir, si, se la habían hecho un montón de veces a lo largo de esa semana, pero le extrañaba que Batman estuviera preguntándolo. Sintió a Hal tensarse.

—Bueno, la maldición del rayo mágico... ya sabes, no podemos soltarnos de las manos más de treinta segundos o moriremos — Flash respondió en un susurro.

Hubo un momento en que los ojos de Bruce y Hal se encontraron y una sonrisa pequeña pero terriblemente maligna, apareció en la boca de Bruce.

— Ese asunto quedó solucionado, veinticuatro horas después del incidente. Constantine se hizo cargo, le notifique a Hal y él dijo que te notificaría a ti.

Los ojos azules de Barry se abrieron con sorpresa y de inmediato se giró a mirar a Hal, como una esposa exigiendo una explicación.

El castaño soltó la mano de Barry solo para levantar su dedo medio hacía el príncipe de gótica mientras lo remedaba

— "Li nitifiqui i Hil" Te odio, murciélago.