Día 2

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El otro día vi que te habían añadido al grupo otra vez, y al ver tu nombre en la pantalla de mi teléfono no supe qué hacer. Recuerdo bien el momento y, aunque sé que no te importará mucho, te lo voy a contar. Es impresionante lo que un simple mensaje, dependiendo de la persona que lo envía, puede cambiar a alguien, ¿No?

Pues bien, como cada miércoles, fui a mi clase de matemáticas de la tarde. Mientras esperaba en la puerta a que llegara mi amiga para entrar juntas, cogí el teléfono y leí un mensaje que acababa de llegar. Me quedé helada observando fijamente la pantalla del móvil; concretamente, mirando el nombre que se había escrito en ella.

Sí, era tu nombre: 5 letras, 3 vocales, 2 consonantes, dos sílabas nada más... _____. ¿Sabes? El tuyo fue, durante un tiempo, el nombre más bonito que había escuchado en mi vida.

Si te digo que me había quedado absorta con ese simple "Hola gente", no exagero. No sabría decir cuánto tiempo estuve así: perdida en tu mensaje; en un mundo lleno de recuerdos. Sólo sé que repentinamente una voz me hizo volver a la realidad: mi amiga estaba llamándome. —¡Ey! ¿Me estás escuchando?— Dijo ella molesta. Yo sólo volví la cabeza, la miré y asentí; sinceramente no me importaba mucho lo que fuera que me hubiera dicho antes. Dos minutos después entramos a clase.                                            
Y ya está. Los días han ido pasando y todavía no sé en qué sitio me dejé la cabeza aquel día que sigo sin encontrarla; seguramente está contigo.

Dime: ¿Todavía te alegras al leer un mensaje mío? Yo...

Atentamente, una chica sin cabeza.


Gracias por tu ayuda Sterme <3

Cartas a la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora