Capítulo 15.

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Un par de horas más tarde el despertador de mi habitación sonó, aunque no lo oía al lado de mi oreja, donde solía estar, sino... algo más arriba, abrí los ojos lentamente, procurando que no se me cerraran de nuevo. Miré a mi al rededor, y comprobé que me había caído de la cama, suspire y me levanté, apagué el despertador y me alise y ajuste correctamente la ropa, me cepille el pelo y me mire al espejo detenidamente, buscando algo que pudiera mejorar. Cogí mi mochila y algo de dinero, no pensaba desayunar algo hecho por mi, estaba cansada y me daba demasiada pereza. Caminé hacia la cafetería del campus, donde solían desayunar todos los de primer año y la gente a la que le daba pereza hacerse el desayuno. Cogí una bandeja y cogí un vaso de leche, fría, como no, un sobre de Cola- Cao y unas galletas. Vi a algunas de mis amigas sentadas en la mesa redonda que había en el centro de la cafetería, así que me senté con ellas, todas me saludaron amablemente, aunque se les notaba el cansancio de los primeros días de Universidad.

—Chicas, he tenido una idea. — comentó Carla tras beber un trago a su vaso de zumo.

—Te escuchamos. —asegure yo eschandome el Cola-Cao en polvo en mi vaso de leche fría.

—Sabéis que la fraternidad de esos chulitos —señaló a los amigos de Jesús con la cabeza— van diciendo por ahí que son mejores que nosotras. Así que propongo algo, así como un estilo juegos del hambre, competición. —explicó ella con paciencia.

Yo entendí lo que quería decir en el primer momento, sonreí y asenti dándole un sorbo a mi vaso de leche.

—Te entiendo, hacer pruebas y quién gane esas pruebas es la mejor fraternidad. Me gusta. —argumente yo con una sonrisa demasiado amplia como para ser normal en un segundo día de Universidad.

—Alguien tendrá que organizarlo. —comentó Sandra mirándome a mi, como pidiendo por favor que me encargara yo.

—Me encargaré yo, pero los chicos dirán que hay tongo, así que colaboraré con uno de ellos. —respondí comiendome una galleta.

En ese mismo instante me arrepentí de haberlo dicho, Jesús era el líder de la fraternidad de los chicos, y estaba claro que confiarían en el para organizar la competición junto a mi.

—Con Jesús. —dijeron todas ellas al unísono y rieron

Yo asenti con algo de desgana y reí un poco, negué con la cabeza divertida mientras me metía un trozo de galleta en la boca.

En ese mismo instante, alguien entró en la cafetería gritando, peleando con otra persona, giré mi cabeza hacia donde miraban todos y la escena que vi fue, para mi, horrorosa y estresante.

No es así. {BA#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora