Capítulo 27.

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—Está bien. —cedi por fin ante su mirada de impaciencia y aburrimiento.

—Vamos. —dijo el comenzando a caminar hacia la salida.

Lo seguía de cerca, a penas medio metro por detrás, el miraba al frente, mientras que yo miraba el suelo o a mi al rededor.

Pocos minutos después llegamos frente a la parada de autobús, que estaba abarrotado de gente, todo el mundo diferente; ancianos, niños, adultos, adolescentes etc.

Llegó el autobús que iba hacia el centro e inmediatamente perdí de vista a Jesús, miré a mi al rededor varias veces; pero nada. Subí al autobús tras pagar el viaje y caminé en busca de un asiento libre, o, al menos, un espacio sin mucha gente.

—Genial... —murmure al ver que ningún lugar del autobús estaba, ni mucho menos, libre.

—Lilith. —me llamó Jesús desde la parte trasera del autobús.

Caminé hasta donde él estaba, abriendome paso entre más de veinte personas, llegué frente a él y vi que estaba sentado en un asiento, y justo al lado había un hombre dormido profundamente.

—Pero yo no tengo sitio. —comenté mirándolo a los ojos.

Señaló sus piernas con una mano, indicando que me sentara sobre el.

—Mis piernas están libres. —argumentó.

Parecía que iba en serio, así que negué levemente con la cabeza, ni loca me sentaría encima de él.

—Sabes que no muerd... bueno, ya no muerdo. —comentó soltando una breve carcajada.

—Venga, joder, siéntate y déjanos espacio. —dijo una mujer a mis espaldas.

Resople y me senté de golpe en las piernas de Jesús. Poco después sentí como su mano acariciaba mi cintura lentamente. Puse mi mano sobre la suya, intentando que parara, me miró y negué con la cabeza, el se encogió de hombros y apartó la mano instantes después.

—¿A dónde vas? Concretamente. —preguntó mirando por la ventanilla, al igual que yo.

—A algún supermercado. —respondí pasando a mirarlo a el, de reojo.

—Ho también tengo que ir a comprar, si quieres te ayudo. —comentó el y me encogi de hombros.

No es así. {BA#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora