Capítulo 64

1.9K 60 0
                                    

Entramos en su habitación, sus labios presionaban los míos con una destreza y bestialidad excitantes, sus manos se deslizaban por mi cuerpo en busca del borde de mi camiseta, mientras que las mías agarraban su cuello sin hacer demasiada fuerza y pegaban mi cuerpo al suyo, queriendo eliminar todo el espacio que quedaba entre nosotros.

No podía creerlo, en una semana ya lo habíamos hecho seis veces e íbamos ya a por la séptima, la segunda vez ese mismo día. Hacía una semana que había empezado la tercera fase de los juegos, y se me hacía extremadamente fácil llevármelo a la cama o a cualquier sitio donde yo quisiera hacerlo, al parecer los papeles habían cambiado mucho desde el año anterior a ese, ahora era yo quien mandaba.

Me aparté de él unos centímetros, los justos para poder deshacerme de su odiosa camiseta, para dejar a la vista sus definidos abdominales. La ropa desapareció rápidamente, hasta que ambos quedamos completamente desnudos, uno frente al otro, él me miraba con una expresión de lujuria en su rostro, yo con el notable deseo de sus besos. Lo volví a besar, esta vez más intensamente y con muchas más ganas, como me ponía ese gilipollas.

  —Hoy mando yo.—murmuró Jesús tras separarnos unos segundos, con la voz entrecortada y la respiración acelerada. 

  —Sólo por esta vez.—le advertí en un susurro sobre sus labios.

No se cortó en ningún momento, sus dedos acariciaban cada poro de mi cuerpo y sus manos azotaban y agarraban con crueldad mi culo y mis pechos, haciéndome gemir de dolor y de placer cada pocos segundos. Agarró mis muslos y me levó en el aire, obligándome a rodear su cadera con ambas piernas y sujetarme a él con fuerza para no caerme,a pesar de que sus manos me tenían agarrada por el trasero.

No es así. {BA#1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora