Deja de atormentarme

13 0 0
                                    


—Volviste... una y otra vez, siempre vuelves, verdad?

Galena a penas logra visualizar una imagen humanoide frente a ella, muy borrosa como para distinguir quién es, tampoco logra diferenciar donde se encuentra, todo a su alrededor está oscuro, borroso y unas indescriptibles formas brincan en el espacio, flotan por aquí y allá, aparecen y desaparecen al azar, por momentos los saltos son muy rápidos, por momentos son muy lentos, todo es errático.

—¿Cuántas veces debo decirlo, Ehco?
Déjame solo...

—¿Ehco? —Pregunta Galena

No entiende de qué le hablan, trata de ordenar sus ideas, orientarse, refriega sus ojos, buscando mirar con claridad. Súbitamente es interrumpida por un rostro que puede reconocer. Este rostro se le acerca en menos de un segundo, a solo centímetros de tocarla. Es un hombre de expresión muy dura, seguido por una voz de trueno y relámpagos turquesa detrás de él. El mismo hombre que hace sólo unos instantes yacía en el suelo, cubierto de sangre y sin ninguna herida.
Pero qué era este lugar, por qué no se puede mover, ¿quién es esta Ehco de quién le habla?

—¡Ya basta!
Sabes, creí que desde la última vez, ya no volverías a hacer esto, pero ahora... ¿incluso usas esta apariencia tan obvia?
¿Por quién me tomas? deja de jugar a esto ¿creíste que me afectaba como antes?
No es así... deja de perder tu tiempo conmigo.

—No soy quién crees —Responde semi bañada en nervios. No soy esta... Ehco, mi nombre es Galena.

—¿Piensas que voy a creer una más de tus mentiras?

—¿Dónde estoy? ¿Quién eres?

—Ya basta, Ehco... Vete y no vuelvas a buscarme.

—¿Que me vaya? ¿De dónde? ¿A dónde? ¡Sácame de aquí! ¡Déjame ir!

Galena pide ayuda con desesperación, mientras el irritado hombre se aleja de ella en silencio, extráñamente sin mover un solo músculo, símplemente flota hacía atrás, sin apartar la mirada de ella.

Ahora puede verlo todo con claridad, todo a su alrededor y a este hombre, que se aleja de ella, por completo desnudo. Las formas a su alrededor son extraños animales con alas, el lugar es una mezcla entre un barrio en el que vivió durante su infancia y el barrio en el que actualmente vive en Jakarta. El porche frente a las casas es algo que jamás había visto, en lugar de césped hay agua, el camino que va desde la vereda hasta la puerta, se compone de grandes rocas flotantes, el clima se torna extraño, de un segundo a otro pasó de una mañana soleada a un atardecer oscuro. Antes le parecía haber visto que el lugar estaba ocupado de casas, ahora sólo ve una a su izquierda.

Todo cambia constantemente, incluso la perspectiva de su visión, ahora es como si estuviera dentro del cuerpo de alguien más, es una sensación que se le hace muy familiar, sin embargo no logra precisar cuando se a sentido así.

¿Cuándo fue? —Piensa
¿Cuándo...? Entonces abre los ojos, al fin despierta de un largo sueño, a estado durmiendo durante 16 horas. Siente el cuerpo muy pesado, adolorido, sin energías. No reconoce el cuarto, pero si reconoce al hombre sentado a la izquierda de la cama, es Ellery. De sopetón, Galena da un salto para alejarse lo más posible de él ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? ¿Qué me hiciste? pregunta entre tartamudeos.

—¿Cómo te sientes?

—¿Cómo me siento!!!? ¿Qué fué eso!!!? ¿Qué eres? ¿Por qué no estás muerto?

Yo te vi, estabas cubierto de sangre, ese hombre te disparó varias veces, al principio creí que fue a la mujer, pero ella no tenía un rasguño, tampoco su ropa, pero ahora lo recuerdo muy bien, el cuello de tu camisa tenía agujeros, eran de bala, debieron serlo, y con esa enorme cantidad de sangre en el piso, ninguna persona normal estaría viva.

Engañando a la vida U.W. CysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora