El cielo es un lugar demasiado lejano

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Galena había regresado a su departamento sin hablar con su editor. No porque no lo intentara, pero con el tiroteo en su edificio, sumado a que había pasado demasiado tiempo desde que tuvo el incidente con el e-mail que jamás llegó, el malencarado sujeto le cerró la puerta en la cara apenas vio esa dulce carita de ángel que se maneja.

Una vez más había sido subestimada por su belleza, durante la época del colegio fue una ventaja, pero ahora, en lo laboral, es como una maldición. Casi todos parecen dar por sentado, que si es bonita, es tonta, negligente o que no vale la pena tomarla en serio.

Está muy cansada, tanto física como psicológicamente. Pensó que tal vez una ducha la ayudaría a relajarse. Se desvistió y entró en la blanca tina, el agua estaba fría, pero así la prefiere.

Siempre es mejor el frío que el calor.

Aunque intenta relajarse, no se le hace nada fácil. No deja de pensar en el viaje, en el mail, en el hombre que disparó. Pero sobre todo piensa en lo que sintió en su primer encuentro con Ellery, no le es posible olvidar esa sensación. Nunca había pasado por algo así, ese dolor, ese vacío, esa impotencia. De forma inconsciente trata de compararlo con eventos de su pasado. Ese accidente en motocicleta, cuando se rompió la pierna.

—No... eso no dolió tanto

Tal vez cuando aquel exnovio abusivo la golpeó en el pecho, con aquel gran mazo de metal, dejándole tres costillas rotas.

—Eso sí que dolió, pero tampoco se asemeja del todo.

¿Cómo es posible? Piensa. Ella jamás recibió un disparo, pero tampoco cree que algo así fuera a ser suficiente como para causar aquella reacción. Aunque se dice que la sensación al recibir una bala, se parece mucho a un golpe fuerte con el puño, y ya sabemos que incluso un golpe similar no se le pudo comparar.

Sea lo que fuere, durante el viaje averiguará todo sobre él. Y se asegurará de que hasta el último dato que consiga sea toda la verdad.

Planea solicitar vacaciones el día de mañana. Duda que se las vayan a negar, teniendo en cuenta que ya las aplazó durante cuatro años consecutivos. Y aunque se las negaran, igualmente se iría, renunciará a ese periódico y encontraría trabajo en algún otro. Carlos Pissa, su editor, podrá intentar hacer algún agudo e hiriente comentario sobre ella y su desempeño, seguido de una negativa a la petición. Pero esto no le preocupa, él podrá ser un hombre demasiado difícil de soportar, pero por encima de él está el editor en jefe, Andrés Florencia, quien es alguien más relajado, comprensivo, sabe que se atrapan más moscas con miel que con hiel. Y sabe que para Andrés, ella es una «mosca» que quiere atrapar.

Después de su baño, se pone unas bragas blancas de algodón, y toma una de las muchas camisetas de hombre talla L que guarda en su closet. No son recuerdos de antiguos enamorados que olvidaron ropa ahí. Galena acostumbra comprar camisetas de hombre que luego usa cuando va a dormir, por alguna razón esto la hace sentir muy cómoda cuando está en la cama o caminando descalza por el departamento, ese enorme departamento, demasiado grande para una sola persona.

Al día siguiente, luego de haber hablado con el editor en jefe, contactó con Ellery, este le dijo que la estaría esperando con su pasaporte en el aeropuerto, que llegue a las 5 de la tarde en punto. A ella le pareció bien ya que le daba suficiente tiempo para tomar un refrigerio y comprar un par de cosas que le hicieran falta para el viaje.

Antes de partir pasó por el café Batavia para despedirse del dueño, aunque no planeaba decirle por qué se despedía. El momento era perfecto para iniciar una conversación, dado que no había nadie más a parte del dueño, además faltaba media hora para que abriera sus puertas al público en general.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2018 ⏰

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Engañando a la vida U.W. CysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora