Alcor ζ [GOT7]

1. en la palma de mi mano

Género: lime!AU pwp
Pairing: MarkBum

Ver foto de arriba (?)

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 La situación se estaba convirtiendo un tanto incómoda dentro de los pantalones de JaeBum. Desde el momento en que Mark sugirió sentarse en sus piernas porque no había espacio en los sillones, él supo que habría problemas graves. Pero como el poder de persuasión del pelirrojo era enorme, dejó que éste se acomodara a su antojo, rozando prácticamente todo su trasero en su actual palpitante miembro. De vez en vez tosía escondido en la espalda de Mark y le pedía en susurros que se moviera hacia sus rodillas o se quedara quieto, sonriendo forzadamente cuando le preguntaban si estaba bien. Sin embargo, cuando Jackson se ofreció a cargar unos segundos a Mark para que las piernas de JaeBum descansaran (de un adormecimiento sospechaba) sujetó la cintura estrecha de su amigo no dejándole abandonar su sitio consiguiendo que diera un salto y aplastara con dolor su hombría.

Casi grita.

"Estoy bien", se decía. Podría resistir unos minutos más hasta que la ronda de tragos acabase junto al monótono juego de cartas que sus amigos improvisaron con un mazo incompleto. Huiría al baño luego hasta que su estresado cuerpo se tranquilizara lo suficiente.

Por desgracia, el maravilloso reproductor musical de YuGyeom comenzó a sonar la canción preferida de Mark haciendo que éste se alegrara sacudiendo su cuerpo al compás de la melodía. Con ritmo sensual, se deslizó sobre sus piernas enterrando más -si es que era posible- su trasero en el hueco medio. Iba a matarle. Las risas de sus amigos fueron generadas por los raros gestos que Mark hacía, para distraer tal vez, de lo que verdaderamente estaba haciendo, ya que en de un momento a otro elevó uno de sus brazos hacia el techo y con el otro buscó apoyo justo sobre la entrepierna de JaeBum.

Jadeó.
Y quiso morirse.

—¿Estás bien? —con un vaso de agua en las manos, YoungJae se le acercó a preguntar totalmente ajeno a su problema.
—Creo que deberíamos tomar un respiro —sugirió Jackson señalando la jarra de bebida casi vacía—. Desde que empezamos a jugar, JaeBum es quien ha perdido todas las rondas. El alcohol lo está consumiendo.

Con la propuesta secundada por los demás, el grupo se desperdigó por el resto de la casa donde otros amigos y conocidos bailaban. La música volvió a cambiar, terminando así la culpable del casi colapso que sufrió JaeBum. Mark, con la inocencia más falsa pintada en su rostro, se sentó a su lado obligándole a recostar su cabeza en el respaldo del sofá.

Desde allí le pudo ver con claridad; la sonrisita a penas delineada en sus labios le dijo que le tenía justo donde quería.

—¿Por qué lo hiciste?
—¿Qué cosa? —Mark preguntó acomodando sus cabellos hacia atrás para poder verle directo a los ojos.
—Tan cínico —a penas un murmullo audible salió de JaeBum como respuesta, se hallaba agotado por haber hecho un esfuerzo inhumano en retener todos los sonidos de su garganta. Mark rió bajo las luces coloridas adornando el lugar, constatando que nadie estuviese viendo.

—Bum, yo no he hecho nada —insistió— aun...

Con la visión medio borrosa por el alcohol, JaeBum parpadeó lento cuando la diestra de Mark se deslizó por su pecho hasta perderse en el dobladillo de su camisa. A tan corta distancia de probar los labios finos del mayor, era capaz de oler el dulce aroma que salía de su boca, adictivo y fresco, encajando maravillosamente con sus rojos labios húmedos que rozaban con burla los suyos. La espera fue larga, primero jugando debajo de la tela con caricias en su abdomen plano, hasta pellizcar unos cuantos vellos que asomaban por encima de la cintura de su pantalón. JaeBum estaba perdiendo la capacidad del habla.

Cuando finalmente Mark presionó la palma e introdujo su mano hasta rozar su miembro caliente, duro y húmedo, JaeBum fue capaz de gemir sin culpa ordenando con desesperación que no se detuviera. De entre sus labios no salía más que intermitentes jadeos necesitados.

—Así me gustas —Mark aceleró los movimientos envolviendo la punta mojada logrando extraer un jadeo de dolor. No hizo otra más que alegrarse.
—Mark... —le suplicó JaeBum lastímero tomando entre sus manos la tela que recubría el sillón.
—Tan sumiso —volvió a apretar con rudeza— como un lindo gatito.

Contra Mark, JaeBum tenía todas las cartas para perder.

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