esperando un para siempre. {stylinson}

Malentendido. Accidente. Conformarme.

Miro, por milésima vez, la hora en mi reloj. ¿Por qué tengo que ser tan puntual siempre?
Normalmente estoy veinte minutos antes de lo pactado, y eso me enerva, pero dudo algún día poder cambiar.

Me siento en el cordón de la vereda. Todos se encuentran en clase en este momento, giro un poco mi cabeza hacia atrás y observo cómo ni un alma pasar por el estacionamiento del instituto. Me concentro en las flores que están a unos metros mío y pienso seriamente en arrancar una.

—¿Estás listo?— Louis me da un susto de muerte y yo soy un pequeño salto por su aparición repentina. El ríe despacio— ¿Te asusté, huh?

Me asusta, aunque no me molestaría tener más sustos de estos.

—Estaba distraído mirando algo— le digo. Louis con hace un gesto de 'Vamos yendo'  y yo me paro de aquel cordón.
—Tu eres el que sabe— dice y indica a caminar antes que él.

Apenas damos unos pasos y ya no aguanto el ambiente. Por su parte, el camina tranquilo y mirando al frente, mientras que yo siento que me asfixio por no atreverme a decir nada.
Siento que viví esta escena más de mil veces.
Doy una bocanada de aire y me lleno de valor antes de llamar su nombre:

—Louis...— empiezo pero él no me deja terminar.

—Se lo que vas a decir— me dice y yo freno un poco mi caminata para mirarlo— Mira, Harry, todo lo que te dije en tu casa era verdadero. Fuiste mi primer amigo en el instituto y me la pasé de diez contigo, estuve pensando y no me parece que por un mal entendido debamos dejar de hablar.

¿Malentendido?
Esta de más claro que besarlo no fue un malentendido. Si, fue una estupidez, pero malentendido jamás.
Supongo que debo asentir y atenerme a las consecuencias que yo mismo me impuse.

—Tienes razón —le digo con un sabor amargo en mis labios— Fue un malentendido que no volverá a pasar.

Las palabras salen de mi boca quemándome por dentro. Sinceramente no quiero alejarme de Louis, todo de el me hace querer ser mejor persona, me alivia, me hace bien, ¿por qué querría alejarme de él?
Aunque sea como amigos y nada más, de verdad no quiero perderlo.

—Entonces... ¿estamos bien?— le pregunto y en ese mismo instante maldigo para mis adentros. Que clase de estupidez acabo de decir.
—Si. Bien.

Bueno, algo es algo.

Llegamos al asilo de ancianos y una mujer curpulenta nos atiende en la entrada. Su mirada no es de las más amigables que digamos, y sus ojeras denotan el poco sueño que tuvo. Creo que debemos cuidar nuestras palabras.

—¡Hola!— digo con una amable sonrisa esperando lo mismo de su parte. Mala idea.
—¿Si?— ella responde, aún no me mira a los ojos, está escribiendo algo en una libreta.
—Venimos de— hago una pausa antes de continuar, ¿cuál es la mejor manera de decirlo—Uh... venimos del Instituto Kohn para realizar una tarea comunitaria.

La mujer levanta la mirada hacia mi y luego la dirige a Louis. Nos examina de arriba a abajo; disimuladamente miro a Louis, quién está conteniendo la risa. Una parte de mis nervios desaparecen.

—El director me avisó que vendrían— dice con el tono más irritante y antipático del mundo —Síganme.

Ella se levanta y con la mayor lentitud se dirige al gran salón que posee el asilo. Nuevamente, miro a Louis quién está examinando todo el lugar. Yo y esta costumbre.

Ingresamos a un pequeño cuarto de limpieza, la mujer nos entrega unas prendas y se para frente a nosotros. A decir verdad me asusta más de lo que debería.