El algodón húmedo que siento en mi frente me provoca un ligero temblor; es alcohol.
Me cuesta un poco asimilar y me pone un tanto nervioso que después de estos días y lo sucedido con Louis, sea él quien me está curando las heridas en este momento. Nos encontramos los dos solos en la enfermería del instituto, ambos sin decir una sola palabra, siendo audibles solo nuestras respiraciones y algunos de mis jadeos. Louis pasa el algodón reiteradas veces por mi rostro, limpiando cada golpe y rastro de sangre que queda, poniéndome incómodo ya que lo hace, pero ignora mi presencia.
Esa mierda si que arde, pero por obvias razones no logro concentrarme del todo en el dolor físico que siento, sino que estoy más enfocado en que demonios puedo decir.
Pasar de no hablarnos ni saludarnos, y que ahora el sea una especie de enfermero; algo no cuadra.Una vez que me armo de valor, decido abrir la boca:
—Louis, quiero pedirte perdón por...
—No quiero hablar de eso.Su voz suena algo molesta, y yo me siento como un reverendísimo idiota. Sabía que no debí hablar, pero necesitaba que la palabra perdón salga de mis labios, aunque no haya sido tomada en cuenta.
El silencio inunda la habitación otra vez, pero algo dentro de mi me empuja nuevamente a hablar:—¿Por qué lo hiciste?— pregunto de repente. Louis cesa de curarme y se aleja un poco.
—Te estaban pateando el trasero.— responde secamente, pero me es imposible creerle.
—¿Y por qué haces esto ahora?No obtengo respuesta. Louis toma el botiquín de primeros auxilios que estaba utilizando conmigo y lo regresa a su lugar, dándome la espalda. Yo no me doy por vencido:
—Mira, —comienzo a decir— Se que me porté como un imbecil y eché todo a perder, pero necesito que digas algo al respecto. Tal vez así me sienta un poco menos mal.
Bajo la cabeza un poco. Es obvio que me dejará hablando solo una vez más, pero las veces que pueda voy a intentar. Tal vez logre alguna especie de paz conmigo mismo.
—No se que pasó —dice Louis y yo me sorprendo —Aquel día en tu casa... fue... extraño.
Creo que es un gran avance el hecho de que me haya respondido. Yo me paro de la silla en la que estoy sentado y hablo, intentando excusarme:
—Entiendo si quieres mandarme al diablo. No se porqué lo hice, fue estúpido.
Louis me mira atento, y siento que debo decir algo más, pero simplemente nada sale de mi boca. Me quedo ahí parado, con un ligero rubor en mis mejillas y una incomodidad de los mil demonios.
—Fue estúpido.
La voz de Louis retumba en mi cabeza. Al menos pasé la barrera de «te miro pero no sé quién eres, y tampoco pienso saludarte»
Quiero decir algo más, aunque sea algo torpe, pero la puerta de la enfermería se abre bruscamente.
El director del instituto ingresa furioso a la enfermería.
Maldición y mil veces maldición.—Aquí están —dice con un tono que me produce escalofríos— Me imagino que ya saben en los graves problemas en los que se encuentran.
Sin dejar que podamos responder, practicamente nos arrastra hacia su oficina y siento una adrenalina recorrer mi cuerpo entero. De verdad estoy en problemas ahora.
Ingresamos al 'aposento' del director Gordon y en una esquina se encuentran Biller junto a todo su grupo. Un calor recorre mi rostro y siento unas ganas terribles de golpear a aquel cobarde, pero lo más sensato será quedarme tranquilo y callado antes de que todo empeore y mi madre decida darme en adopción.
Nos acomodan al lado de aquellos imbeciles en una larga fila y ya puedo sentir los bostezos por todas las horas de sermón que tendremos que soportar.
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esperando un para siempre. {stylinson}
Fiksi Penggemar¿Cuánto tiempo esperarías al amor de tu vida?