Prefacio

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Belleza exótica de cáliz rojizo, viste el exterior de rosado, derramando en el interior veneno amargo y dulce, torturando el alma...

Lo observé desde la ventana, mientras el frío me calaba los huesos, su mirada era tierna, sus manos le acariciaban el rostro con mucha delicadeza como si se tratara de una rosa y su sonrisa era espléndida como el sol, como la primera vez que lo vi en aquella fiesta, pero ella no era yo, entonces la decepción invadió mi ser, los celos y en especial la tristeza, me consumieron en cenizas, y lamente haber podido leer sus labios, en el instante en el que pronuncio Te amo en su oído.

Cerré los ojos para darle permiso a una lagrima resbalarse por mi mejilla, cuando lo vi besarla, entonces quise gritar, pero no salió nada, ni un solo gemido, me dolió el corazón al enterarme que aún lo amaba, a pesar de que me había olvidado, tirado y destrozado.
Asimilando que había sido tan cruel conmigo, me odie a mi misma por amarlo con tanta locura y por odiarlo igual con tanta fuerza.

Acaricie el arma en el bolsillo de mi abrigo, apunte con mis ojos, sabía lo que debía hacer, ya sabía a quien matar.

Mi corazón palpitó y se detuvo, es que mi corazón no estaba roto, había muerto con él y el asesino no era más que el amor de Adelfa.

Toque el gatillo, lo perfile con mis dedos temblorosos y fríos, en ese momento empecé a recordar.

Amor de AdelfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora