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-Sí, acepto.- Fue lo último que escuché de mi hermana antes de la fecha.

Me quedé en un solo pensamiento en todo el trayecto que tuvimos hasta el lugar en el que procedería la fiesta. Nancy conocía a muchísimas personas, así que cuando llegamos, no había lugar ni para estacionar el vehículo.

Menos mal que había elegido un lugar bien grande para tanta gente. Nancy había sido de las personas que eran conocidas por todo el pueblo y lo mejor, que caían bien.

Y así había pescado a Soul, una noche en una fiesta que había organizado una antigua amiga de Nancy. Ella dice que apenas lo vio, supo que lo suyo no era de una sola noche ¡Y cuanta razón tenía!

Aquella noche era un tornado de promesas incumplidas y recuerdos rasposos.

Entré y vi todas las mesa ocupadas con gente conocida y un par que no. Pero aún así no me importaba porque Nancy había decidido ponerme en la mesa con ella. Yo obvio que le agradecí y me encaminé hasta mi silla que marcaba mi nombre, pero me detuve al ver que al otro lado del novio estaba el nombre de él.

Hiperventilé y comencé a abanicarme con mi mano antes de desmayarme. Casi no pude contener mis piernas cuando entré a la iglesia y ahora querían que me sentase cerca de él.

Miré hacia todos lados y no vi ningún rostro conocido que me salva y me llevé a su mesa, pero en la puerta pude ver a Will con un traje gris y sonreí con entusiasmo al ver que me estaba buscando.

Caminé hacia él y lo abracé por atrás antes que pudiera verme.

-Sé que eres tú, Kendall.- Dijo mi mejor amigo con una voz cansado que que siempre que nos vemos haga los mismo.

-Bueno, no se enoje.- Respondí y le di una vuelta para abrazarlo de verdad. Él me sonrió y supe que estaba bromeando.

-Estás muy linda, nena.- Me alagó mirando mi cuerpo.

-¿Sí?- Pregunté haciéndome la humilde.-¿ Crees que a él le guste?

Will me dio una mala mirada y miró por encima de mi cabeza.

-Deja de pensar en ese estúpido, Kendall.- Me regañó.- Te hace mal y lo sabes.

-Sí, ya lo sé.- Respondí angustiada.- Pero es que no he podido dejar de pensar en él desde que pisé esa maldita iglesia.

-Ajá.- Respondió él con amargura y solo tiró de mí y me llevó hacia adentro.





La cena fue algo divertida al escuchar todas las anécdotas que habían pasado en estos dos años de noviazgos que tuvieron antes de casarse.

Yo no dejaba de mirar hacia los platos o solo mirar a Will; esa noche él había sido un gran sustento de muchas cosas, pero creo que no lo suficiente.

A él lo conocí en el primer año que tuve que concurrir a clases de la universidad y me tocaba en el mismo salón que él. Como era de esperar, Will me odiaba profundamente al ver que yo tenía las mejores notas y competía con él.

Pero no fue hacia más adelante cuando en una fiesta, ebrios, conversamos sin parar toda la madrugada hasta que el sol salió. Ahí fue cuando agarramos confianza y no nos separamos en ningún momento.

Él fue un gran flotador luego de aquella noche cuando vi a Sanders enamorado de otra chica. Fue él el que me sacó de casa y me llevó a una cascada por días hasta que dejé de llorar.

-A la cascada le queda bien toda esa agua que tira, pero a ti no, Kendall.- Me dijo.- Debes superarlo porque no puedes esperar que vuelva. Todos cometemos errores pero no debemos arrastrarnos.


La hora de baile esa noche había sido tremenda.

Tomé junto a Will y nos reímos de todos los vestidos y trajes de los invitados sin descaro alguno. Fue maravilloso todo momento hasta que vi a mi prima asomarse a él.

Paré de sonreír y observé desde la distancia como aquella noche, en la noche en que dejé que el odio y la venganza se llevasen todo lo que tenía.

«Katrina» Pensé.

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