13 de Marzo

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Leticia llevaba ya dos días viviendo junto con Thomas; como no era su casa traba de entorpecer lo menos posible aún que era bastante cómodo en cierto aspecto ya que los padres de él casi nunca se encontraban en casa, así que podía caminar con cierta libertad

  - Thomas….- susurró ella para verificar si seguía durmiendo

  - Estoy despierto tarada, que quieres – dijo Lanzándole una almohada mientras reía; estaba cansado, todas las noches Leticia se despertaba con pesadillas y él debía encargarse de tranquilizarla pero luego se desvelaba – quiero dormir morita, ¿es muy importante?

   - Las sabanas están llenas de sangre – dijo algo cortada

   - Mierda las lavaré luego – se quejó con la manta sobre la cara – creo que en el escritorio hay dinero para que vayas a comprar toallas – dijo él mientras se intentaba volver a dormir

    - No…no es eso – la voz le tiritaba y él se dio vuelta asustado. Uno de los cortes que Leticia se había hecho – ella creyó que ya estaba cicatrizado – se volvió abrir y como era grande ambos estaban manchados; él se paró de golpe, se veía grave

    - Tranquila….no es tan malo como parece – dijo sacando en botiquín de emergencias que ahora guardaba bajo la cama – te puedo curar…solo quita las mantas para que no se adhieran mas pelusas

     - Deberías tu limpiarte también – dijo Leticia sin darse mucha importancia a ella. Thomas se miró y efectivamente tenía manchas de sangre fresca sobre los boxers

     - No importa, eso lo veo luego – cogió una camiseta del suelo y se la paso – ten

     - ¿Por qué la camiseta? – pregunto ella mientras la sangre se deslizaba por su muslo

     - Para que mentir, dolerá – la enrolló y la puso sobre sus labios – muerde – del botiquín saco una botella de alcohol y lo esparció por la herida, Leticia mordió la camiseta impidiéndose a si misma gritar. Cuando acabó de creerse el enfermero con Leticia se colocó de pie junto con ella; se veían del asco, llenos de manchas de sangre – tanto fresca como seca – sobre las piernas

Yareli tocó el timbre de la casa, a los segundos abrió el señor Sapolnick, la hizo pasar, como siempre las mismas palabras monótonas que pareciera que las tuviera ensayadas para decirle a cualquiera salieron de su boca “tengo mucho trabajo, Thomas está arriba, siente como en tu casa” luego de eso cerraba la puerta y se escuchaba el auto en marcha. Subió las escaleras, abrió la puerta como de costumbre y se colocó a reír por la escena que tenía delante de sus ojos; dejó el bolso en el suelo y se agarró el estomago por la risa

   - No me digas que, ¿A ti igual te llega el periodo? – dijo señalando a Thomas y las manchas sobre sus boxers

    - Leticia, ¿Por qué no te vas a vestir? – le lanzó una mirada rápida a ella y luego a la puerta

Apenas ella cerró la puerta detrás de sí, Thomas se avanzó sobre Yareli para hacerle cosquillas; ambos rodaban por el suelo, él por su parte no cedía y ella lo único que quería era escapar de sus manos ya que le falta el aire de tanto reír. Como dicen por ahí, el 95% de las guerras de cosquillas terminan en besos, el otro 5% termina en golpes; Yareli era parte de ese 5%; en un mal movimiento por intentar escapar de Thomas le dio un puñetazo en el ojo. Ambos se quedaron tirados en el suelo riéndose a más no poder; se acercaron como pudieron para abrazarse, continuaron mirando el techo de la habitación mientras las risas no paran.

Leticia entró y los quedo viendo raro

   - No me digan que ya se drogaron en tan poco tiempo, ¿o si? – dijo con un vaso de jugo en la mano

   - No, tranquila – Thomas se colocó de pie junto con Yareli y se sentaron en la cama; un ruido salió del bolso tirado junto a la puerta

   - Morita, ¿puedes mi sacar mi teléfono y ponerlo en alta voz? – pidió ella sentada cómodamente en las piernas de Thomas. Ella no se demoró mucho y cuando presionó el alta voz se escuchó la voz de la mamá de Yareli gritando

   - ¡¿Qué significa esto Yareli Embriz?! – gritó extremadamente fuerte - ¡Me acaban de llamar del instituto para decirme que te has fugado; me acabo de enterar hoy que no has ido a ninguna sesión con el siquiatra! – tomó un poco de aire para continuar - ¡entre en tu dormitorio y me encuentro que ni siquiera te has tomado las molestias de abrir la caja de remedios que te recetaron….! – continuó gritando pero ella le cortó

   - Esa es mi señal de que debo partir – dijo tomando el bolso

   - ¿Debes? – Thomas parecía mas estarle rogando que preguntando; Leticia se había ido de nuevo para no incomodar, pero estaba vez se había vestido y estaba corriendo por la calle solo ella sabe donde

   - Lo siento… ya escuchaste – se acercó a darle un pequeño beso – somos un desastre – dijo en un susurró mientras una pequeña lágrima caía

   - Te diría que no llores – dijo secándole la cara – pero yo igual lo estoy haciendo

Luego de llorar lo suficiente Yareli se marcho dejando a Thomas con sus demonios internos discutiendo; él no se quería quedar solo pero no la podía obligar a quedarse o no podía obligar a nadie….y gracias a eso la angustia que sentía dentro seguía aumentando. Se había marchado. Y de nuevo estaba solo; le gustaba su soledad pero ahora que sus demonios estaban gritando demasiado, no le agradaba mucho la idea.

Encendía un cigarrillo tras otro, no se paraba a disfrutar del sabor amargo de este o si quiera para abrir la ventana ya que el dormitorio se estaba llenando de humo. Luego de unos minutos mas no aguanto; se metió rápido en uno vaqueros negros ajustados, una camiseta de Batman; metió en los bolsillos la billetera, encendedor, cigarrillos nuevos y las infaltables navajas; el celular no era algo necesario de llevar, la idea era intentar desaparecer.

Salió al mundo que detestaba y camino sin rumbo determinado, tan solo dejándose llevar por el viento frío que corría; ya llevaba media hora caminando y no tenía la menor idea de donde se encontraba, encendió otro cigarro y aspiró profundo, al dejarlo escapar una lágrima se derramo en su camiseta y así comenzó, con una, luego dos y así hasta que se hizo de noche y las pequeña luz que desprendían las estrellas hacían mas notorias el raudal de lágrimas que salían de sus ojos ya un tanto hinchados de tanto llorar. Se apoyó en la pared y descendió hasta que estuvo sentado en el mugriento suelo del callejón algo oscuro; nuevamente se sentía enrabiado consigo mismo…arrojó el cigarrillo contra la pared, con impotencia; se buscó como podía la navaja en su bolsillo del pantalón, cuando la encontró estuvo unos segundos jugando con ella entres sus dedos flacos, su vieja amiga estaba de nuevo con él.

La sostuvo con fuerza contra su brazo y comenzó, no pensaba en detenerse y seguía cortando de manera tan fácil que sus brazos parecían papel; estaba cubierto de sangre, tenía hasta la cara manchada y lo único que se veía en esos bellos ojos era dolor y desesperación. Ya veía un poco borroso por la pequeña perdida de sangre, una figura negra caminaba en su dirección, nadie que conociera. Cuando se inclinó junto a él dicho unas cosas que Thomas no tomó en cuenta, solo miraba su rostro, si la conocía, no directamente si no de la fotografía que le había mostrado Yareli….estaba cien por ciento seguro de que era la tal Anna.

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Bueno mas que nada lamento el retraso del capitulo pero como ya lo he mencionado mi laptop me odia:) Esperó que les guste de nuevo MUCHAS GRACIAS POR LEER. No se olviden de comentar - saben que amo que comenten - y de Votar. Los quiero mucho tostaditas de manjar :D

PD: Los estoy vigilando a cada uno de ustedes...así que cuidadito * se aleja y desaparece entre las sombras*

Las promesas se rompenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora