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El brillo en su mirada me pareció desquiciado, pero al ver a lo que se refería pensé que yo también tendría un brillo desquiciado al mencionarlo, el no era real era una reflexión de la mente y el alma de fergus materializada frente a mi.

-¿qué?- pregunté idiotizada, la cabeza me dolía, daba vueltas y veía todo borroso.

-si- dijo y se sintió un golpe al otro lado de las paredes del aviario, como resultado me estremecí y di varios pasos apartándome de la pared de dónde venía el sonido.-no te preocupes, ese soy yo- dijo y cayó la pared haciendo que la torre temblara bajo mis pies, aunque no podría asegurarlo podría haber sido yo la que temblara y no la torre, de pronto todo se empezó a ver borroso y la cabeza me daba mas vueltas, para concentrarme tuve  que ponerme una de mis manos en la cabeza y la otra apoyarla en la primera superficie que consiguió,dejando caer el libro otra vez, la superficie cual supuse era un librero me resulto muy suave par ser madera y además era cálida...

Al voltear observe  Fergus a mi lado observador y serio, luego dirigí mi vista al frente dónde se supone estaba el hace nada, pero ahí estaba parado y sonriendo-¿que te parece?-dijo el fergus que estaba frente a mi, pero no me dio tiempo de responder ya que caí al suelo y todo se volvió negro, supongo que fue demasiado para mi ...

Un año después.

Había recién cumplido los catorce y aún no superaba lo que esta gente consideraba un regalo de cumple años, debía iniciar mis entrenamientos ya de por si atrasados dos veces debido a mi absoluta negativa a ello, era estúpido y si poseían tanta magia como ellos me demostraron ¿por que demonios no la utilizan?

-Filia, sal ahora mismo-  exigió fergus desde el otro lado de la tela de mi tienda -vas a llegar tarde.

-ustedes llegaron tarde para Elbeth y mis padres- solté amargamente- no tienen derecho a hablarme de puntualidades - murmuré al final mientras me acomodaba más en la tibia hamaca.

-sabes que no fue nuestra culpa filia, ahora deja de ser malcriada y ven ahora mismo o entrare yo a sacarte- dijo amenazante- no me importa si estas en el mejor sueño de tu vida, arriba.

-espera un momento ¿si?- cedí, era inútil discutir con Fergus, el era como un dictador al cual no te le podías oponer. En mi estadía en el campamento central de la resistencia Fergus había sido mis guía y sombra, aunque en días como hoy se portaba más como un general que solo daba órdenes.

-apresúrate, si no quieres dar mala espina a los otros - dijo en un tono impaciente - ya es suficiente que tengan que aceptar a una niña en el entrenamiento para que esta además sea impuntual.

-¿si no me quieren ahí para que me obligan a ir?-pregunté mientras metía mis piernas en el pantalón de piel que me hacía parecer un niño en plena pubertad - es contradictorio- ¿quien demonios los entiende? , no me quieren ahí pero me obligan a ir...

Me termine de vestir con un camisa blanca suave, unas botas de montar y dejé mi cabello suelto, no es que tenga mucho para sujetar de todos modos. No me favorecía en nada, esta ropa hacía que mis andares femeninos y amaestrados durante trece años parecieran marimachos y hoscos.- si nana me viera ahora le daría un infarto- murmure de modo que fuera inaudible para fergus.

A penas salí de la tienda lo vi hablando con otro guerrero , quien me miraba con una ceja levantada y con cara de asco " como si nunca hubiese visto a una niña y al verme no fuera lo que esperaba" pensé casi en voz alta, pero solo sonó como un montón de refunfuñes incomprensibles. pensándolo bien así me miraban los reyes de otras tierras cuando iban de visitas diplomáticas al castillo, ellos esperaban una niña de cabello liso cual cascada y de tez blanca, delgada y hermosa; pero solo era yo: bajita, algo regordeta de cabello ondulado, ojos oscuros, poco graciada y con la piel algo bronceada por mi gusto de montar a caballo, nada que ver con sus hijas, nueras, sobrinas, entre otras.

- ¿que le pasó en el cabello princesa? - preguntó el guerrero aún con la ceja levantada pero con el gesto suavizado, menos evidente.me fije en que sus armaduras no eran nada parecidas a las hechas de metal del castillo, eran capas de pieles de animales, " que poca protección", pensé pero esta vez sin refunfuñes.

-pregúntele a Fergus , el sabe- contesté mirando a fergus, la culpa le invadió, se notaba en sus ojos, no sentí lastima -pero no me llame princesa, ese titulo murió con mis padres y mi reino- dije sin mirarlo y con tono amargo.

Ellos decían que a pesar de la muerte de mis padres y el nuevo régimen de impius, ellos vencerían y recuperaríamos el reino... boberías según yo, ellos pueden matar sin tocarte y desde una distancia segura, que íbamos a ganar, si claro... lo único que ganaríamos es que nos matasen a todos.

-bueno ... filia, acompáñeme- dijo y se encamino al otro lado del rió.

-espere, debo asearme primero- dije dándole la espalda y dirigiéndome al riachuelo que corría tras mi tienda- ya es suficiente que me tenga que vestir como hombre , pero me rehúso a oler como uno- y sin mediar más palabra fui en carrera hasta el riachuelo donde me lave la cara y luego corrí hasta la tienda dónde lave mi boca con la infusión de hiervas costumbrada.

Ya en el campo de entrenamiento vi que solo había niños de once a doce años, todos vestidos igual que yo y y combatiendo entre ellos; sin embargo todos se detuvieron a mirarme mientras yo me iba acercando justo detrás del guerrero que me fue a buscar a la tienda. admito que me sentí nerviosa , era la primera vez que  me alejaba de Fergus en el año que llevaba aquí, incluso su tienda estaba al lado de la mía.

-muchachos, vengan acá- les llamo el hombreton moreno de ojos negros  vestido con pieles, al cual ellos acudieron como acudían los caballos al rededor de leoni cundo le veían llegar a los establos - ella es filia y la entrenaremos como  uno de los nuestros - dijo y vi como en la cara de algunos niños se les dibujaba cuatro tipos de expresión : interés, sorpresa, enojo y confusión; sin embargo la cara de confusión y molestia se enfatizaban en un niño en particular y para mi suerte el hombreton también se dio cuenta.

-¿algún problema Celestino ?- pregunto el guerrero al niño demasiado evidente.

-es que es una niña señor, no creo que sea prudente debilitarnos así, con una niña en el entrenamiento, nos retrasaría- mi gesto se endureció al escuchar las palabras del niño.

-¿disculpa?- pregunté indignada- ¿que tienes en contra de las niñas?- imbécil.

-nada, solo que ellas están para cuidar a los niños, hacernos felices y cuidar la casa - dijo frunciendo los labios hacia un lado-además que no se supone que hablen frente a los hombres como otro más.

-niño imbécil- escupí amargamente - por personas como tu es que las cosas están como están, ignorantes que piensan que las mujeres solo estamos para servir cuando ustedes mismos no estarían en este mundo sin una madre- terminé por decir.

-pero esas mujeres que se van a la guerra terminan por dedicarse a eso y no cumplen su función, la cual es traer niños al mundo y cuidar de ellos y sus esposos- dijo el hombreton apoyando al niño.

-ea pues, usted también,¿eh?- que sorpresa -temprano no me miraba con asco, si no con desprecio, por eso es que Impius ganará... el no subestima a nadie- terminé por decir.

-¿como te atreves a apoyarlo?- dijo el niño imbécil - eres de corazón débil, lleno de impotencia y no de ira, no podrían matar una mosca- dijo carcajeándose - te apuesto a que jamás haz herido a alguien.

-¿quieres apostar?- pregunté cerrando los puños y dando un paso al frente, este me estaba buscando y me iba a conseguir.

-basta- dijo el hombretón -Celestino , ella va a entrenar con nosotros y punto- dijo mientras hacia intervalos de miradas entre los dos, iba a negarme, pero el guerrero me interrumpió antes de que pudiera decir algo- y usted Filia, su personalidad volátil tal vez me ayude.

Sonreí victoriosa, el mocoso imbécil no iba a fastidiarme.

-algo más- dijo el niño- yo tu me cuido las espaldas Filia- dicho esto se fue pitando¿cual es su problema?.






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