Pasos.

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A lo largo de los años, se ha hecho una especie de lista mental que debe seguir en situaciones donde siente que ya no podrá seguir más. El primer paso, por supuesto, es respirar hondo varias veces. Y lo hace. Mientras la señora rubia con altos tacones y una sonrisa demasiado amplia, pregunta que si quieren, ella podrá sacar la foto y así publicarla en Instagram. Ella lo dice en broma, por supuesto, y mira a Naruto mientras lo dice. Ella, Camila, lo ha reconocido. Sus padres, sin embargo, no sonríen para nada. Ni siquiera una sonrisa falta.

Lo miran con desaprobación. Con veneno en la mirada. Como si fuese la peor decepción de su vida.

Y bueno, siendo sinceros, Naruto realmente sabe que ellos están tan, tan, tan desilusionados de él que a veces no pueden ni mirarlo.

Así que cuando él quiere salir corriendo calle abajo, volver al hotel y meterse debajo de las sábanas, no lo hace.

Respira hondo. Una. Dos. Tres. Hasta siete veces, cuando siente que su nudo de pensamientos y de odio hacia él mismo, se alejan lo suficiente para sonreír a la cámara.

Camila se despide tras esto, tras pedirle un abrazo al rubio y decirle que adora su programa.

Y se siente raro, porque, ¿cómo algo que una persona aprecia tanto, puede traer tanta desgracia en este momento?

(...)

El segundo paso es ignorar. Ignorar comentarios dolorosos y miradas asqueadas.

—Lo siento, me duele la cabeza y no podré ir a cenar con vosotros.—Dice Naruto en un susurro.

—Nar...— La voz de su padre martillea en su cráneo, latente y de un color horroroso.

—No. De verdad que necesito descansar. No me encuentro bien.— Que en verdad es un "no puedo fingir más. Necesito un descanso de las mentiras".

—Claro, la cosa del internet es mucho más importante que ir con tu familia a cenar.

Y mientras ellos se alejan despotricando palabras que nadie debería escuchar acerca de lo mal que está todo y lo desagradable es que tu hijo te abandone por gente estúpida que encuentra diversión en escuchar su programa, él intenta ignorar.

Pero a veces es demasiado difícil.

¿Tan malo sería aceptar que él es feliz en la radio?

(...)

Cuando nada de lo anterior funciona, la alternativa es alejarse.

Así que cuando su madre entra a las doce de la noche de nuevo, y lo ve con el móvil, intentando hablar con Sasuke -Naruto ha olvidado que allí son las cinco de la mañana y su novio está durmiendo-, ella grita. Grita tan fuerte que un hombre de la habitación de al lado asoma la cabeza entre la rendija de la puerta para saber qué está pasando.

Y él no puede soportarlo más.

No solo porque estén llamando la atención de todo el vestíbulo. No porque su cabeza esté latiendo desesperadamente por el dolor. No, por supuesto, porque estas vacaciones en las que tenía tanta fe se están cayendo por su propio peso.

Sino porque no puede más.

Eso no es hogar.

Hogar, como ha buscado hace un momento en internet, el cual no podía ir más lento ya que no tiene 3G, ni mucho menos Wi-fi, es calidez y amor. No desilusión y crueldad.

Así que él no puede soportar el peso de que sus padres no sean su hogar, y que su madre esté allí gritando, o que su hermano le diga que todo es su culpa, o que ni siquiera pueda decirle 'Te quiero' a su propio padre.

Hogar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora