La multimillonaria, y mi diario.(Camren g!p)

Capítulo 40

Patético. Eso es todo lo que encontré para hacer menos tenso el ambiente y cortar con esta conversación peligrosa. Mientras que Gigi me mira con desdén, kimberly estalla de risa y me lleva a la cocina principal.

-Camila, te presento a Erin, ¡La cocinera renombrada que nos prepara maravillas!, me explica la rubia saludando a una mujer castaña de unos 50 años.

-Hice romsnegl, me sonríe la cocinera dándome la mano.

-¿Romesnail?, repito tontamente.

-Panecillos helados con ron, ríe kimberly. ¡Una especialidad danesa para caer muerto! ¡Toma asiento!

Obedezco y devoro el postre que se me ofrece. No había comido nada desde la noche anterior. Erin desaparece, kimberly se lanza con historias interminables y un poco descabelladas exactamente como me gustan acerca de la familia jauregui.  Ella es particularmente acogedora conmigo, una verdadera complicidad se esta formando entre nosotras, y lo mejor de todo esto es que se come sus Romesnail tan rápido como yo.

-Nuestra hermana Gigi  es un poco tímida pero no es mala, me dice ella entre bocados.

-No parece contenta de verme aquí.

-Se acostumbrara, responde alzando los hombros. Es bastante posesiva con Lauren, es nuestra hermana menor...

-Una hermana menor que es lo suficientemente grande para escoger a quien frecuenta... Resuena de repente la voz profunda de Lauren.

Mi bella chica se sienta a mi lado y me lanza la mas hechizante de las sonrisas. Kimberly pasa detrás de mi, le da un beso a su hermana en la mejilla y murmura:

-¡Las dejo solas, tórtolas!

-¿Puedes dejar de decir eso, princesa cursi? Gruñe ella.

-¡No, no cuando es algo evidente!, le dice antes de dejarnos.

Nueva mirada. Los ojos militares barren todo mi rostro y se detienen en mi boca.

-¿No le hablaste a tu padre de...?, digo en voz baja.

-No, todavía no. ¿Entonces sí pasaste la prueba de fuego?

-Si. Una hora con Gigi y sigo aquí... Rió.

-Y no has conocido a mi madre... Me provoca.

Y mi estrés aumenta un poco más...

-Ni a mi padre.. me resopla.

-Uno no puede gustarle a todos, sonrió, simplemente sabiendo que el tema es delicado.

-Creo que estas lista, murmura inclinándose para bésarme.

Clac. Mis dientes se apoderan de su labio superior, ella se separa gruñendo y profundiza el beso. Su lengua se inmiscuye en mi boca y en solamente algunos segundos, estoy apunto de perder el pisó. Escalofríos.

-¡Oh perdón!, exclama Erin sonrojandose.

Lauren se levanta y, sonriendo, va a saludar a la cocinera aunque acaba de sorprendernos. Ellas ríen felices, luego la princesa se roba un postre y me da la mano. Nos escapamos hacia el tercer piso: su territorio. Pongo los pies en una gran sala llena de obras de arte y de autos miniatura de colección.

-Siento como si te estuviera redescubriendo aquí... Sonrió sintiendo sus manos pasándose por mi cadera.

-No he cambiado, Camila. Y no cambiare nunca, dice dándome un beso en la nuca.
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Me sumerjo nuevamente en un cuento de hadas. La noche esta a punto de caer y el parque esta iluminado. Una orquesta colocada en la recepción, cerca de la gran chimenea. El aire es fresco, los aromas divinos. Un mesero me ofrece bocadillos, los rechazo por ahora.
Hay demasiadas cosas por descubrir. Demasiado estrés, también. El encuentro fatídico está a punto de suceder. A mi izquierda, Lauren me aprieta suavemente el brazo para darme apoyo.