Carta 3: Melifluo (primera parte)

279 27 14
                                    

"Un sonido excesivamente dulce o delicado."

—¿Dónde lo habré puesto?... —hablé para mí mismo— sé que tenía una, en dónde la dejé... ¡Bingo! —sosteniendo con mis manos la chaqueta negra de cuero. Ahora ella sabrá que si acepto su propuesta.

Una parte de mí se sentía realmente culpable haciendo esto, sabía que cuando todo terminara Chloe se pondría realmente mal. Pero la otra parte me decía que aceptara, que esa persona era la indicada, a pesar de que aún no tenía ni idea de quién podría llegar a ser.

M

e dirigí hacia el colegio con la chaqueta puesta, cuando llegue el momento le pediría disculpas a ella pero ahora quería hacer esto. Nunca creí sentirme así, y tan sólo iban 2 cartas... no me podía ni imaginar cómo de maravilloso podría ser estar junto a ella.

El día transcurrió con normalidad. Bueno, si normal le puedo llamar a estar continuamente acosado por las nuevas integrantes de nuestro curso. Esta bien, no lo negaré, puede que sea un poco atractivo, después de todo necesito verme bien por mi trabajo como modelo, ¡pero es no significa que tengan que avisarme como si fuera un completo Adonis! Ni bien llegué ya habían comenzado a discutir por ver quién se sentaría a mi lado, ya que Chloe no estaba. Luego en el almuerzo, las tres me invitaron a almorzar con ellas e incluso me compartieron parte de lo que habían traído para comer. Más tarde cuando teníamos que armar grupos para el proyecto de ciencias, iniciaron un duelo de piedra, papel o tijeras para ver quién iba a ser mi compañera. Ya no podía más.

Al comienzo me pareció un poco divertido pero ahora si que era insoportable. Disimuladamente me retiré sin que nadie me viera para poder tener un respiro. Caminé por todo el colegio, estaba desértico, nosotros éramos los únicos que quedábamos o eso creí.

Cuando estaba pasando cerca del salón de música, escuché un leve sonido. Me acerqué más para poder escucharlo mejor y cuando lo hice quedé maravillado con la dulce melodía que mis oídos escuchaban.

"Miro los días de lluvia con melancolía pura, el recuerdo de aquel día en mi mente aún perdura... —aquella delicada voz era como la de un ángel, completamente celestial— "...¿tú piensas en mí?... ¿qué soy para ti?... Acércate a mí ¿es que no ves que estoy aquí?..." —Con sumo cuidado entré para ver quién era la dueña de aquella angelical vos. Abrí los ojos con sorpresa al ver que era exactamente la misma joven que había visto el día anterior. Nunca me hubiera imaginado que sería una gran cantante. Me quedé ahí, quieto en mi lugar, inundando mis oídos de aquella bella melodía. Era increíble cómo aquella canción podía hacer que todos mis miedos, problemas e inseguridades desaparecieran, como si en ese instante nada más fuera importante. Cerré mis ojos para disfrutar más del momento.

—¡Eso sin dudas fue hermoso! —otra voz sonó en el lugar. Me oculté entré los muebles que habían ahí. A pesar de que no estaba haciendo nada malo, yo parecía como si fuera un criminal que no quería que lo encontraran con las manos en la masa. Estaba dispuesto a irme hasta que escuché el nombre de aquella otra persona.

—¿Tú crees Nath? G-gracias... —¡¿por qué de todas las personas de este mundo tenía que haber sido ese tomate?! Instantáneamente mi sangre comenzó a hervir de la rabia.

—Por supuesto que sí, tu voz es única, es realmente hermosa... —y en ese momento mis ojos estaban a punto de contemplar algo que nunca permitiría que ocurriera.

20 cartas para enamorarte [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora