—Luces como si estuvieras a punto de vomitar —le dice YoonGi—. Te lo advierto, si vomitas en mi auto te cortaré la garganta y nunca encontrarán tu cuerpo.
—No creo que pueda hacer ésto —dice JeongGuk—. Yo no...
—Lo harás —le interrumpe YoonGi—. Porque es demasiado tarde para regresar y TaeHyung se molesta conmigo cuando llego tarde. Además, le dije que llevaría a un amigo y tú eres ese amigo, así que anímate, niño.
—Eres sólo cuatro años mayor que yo, hyung —dice JeongGuk mirando por la ventana. Había nevado por la noche, pero las carreteras estaban despejadas. Cierra los ojos—. Así que no empieces.
—TaeHyung no es un extraño —responde YoonGi en su lugar—. No te llevaré a la guarida de un lobo.
—De eso se trata, hyung —JeongGuk se quita el cinturón de seguridad para darse un respiro—. Para TaeHyung soy un extraño. Soy el único que recuerda todas las bromas internas, todas las historias de viajes y de aquella ocasión con la ropa interior en el refrigerador...
—¿Ropa interior en el refrigerador?
—Sí, bueno —dice JeongGuk—, tenía que ser castigado por molestarme tanto. —Sus dedos se deslizan sobre el cinturón de seguridad para terminar enredándolos en el tejido de su bufanda. Están a finales de febrero y pronto no va a necesitar usarla más—. Él no... lo recordará.
—JeongGuk... —YoonGi golpea con impaciencia el volante y JeongGuk se da cuenta de que han aparcado—. Sólo tienes que sacar lo mejor de esta situación —suena molesto, pero JeongGuk sabe que esa es la forma en la que YoonGi se preocupa sin demostrarlo ante los demás.
—¿Este es el lugar? —pregunta. Están en un vecindario agradable de Gangnam, con departamentos altos y bonitos que van más arriba de los que están en el área donde él vive. Le recuerda al departamento de HoSeok; de hecho, no cree que estén lejos de allí. Podría apostar que desde allí sólo necesitaría un corto viaje en taxi para llegar a la abierta calle de fiestas donde a menudo Jin los arrastra a él y a TaeHyung.
—Bonito, ¿eh? —YoonGi ríe—. Nunca pensé que TaeHyung se mudaría a un lugar como este—. Con familiaridad se adentra en el edificio y asiente con la cabeza para saludar al portero—. TaeHyung vive en el último piso.
—Igual que en su otro edificio —dice JeongGuk, y YoonGi asiente.
("Me gusta el último piso porque siento como si fuera el rey de todo el mundo cuando miro por la ventana" le había dicho TaeHyung y é había reído).
Entran al ascensor y YoonGi codea a JeongGuk por el costado.
—Quita esa mirada de mareado.
—Tengo miedo —dice en voz baja, pero sus palabras hacen eco en el ascensor vacío—. ¿Qué pasa si hago algo mal y no le agrado?
—¿Qué pasa si él es TaeHyung y le agrada todo el mundo? —Dice YoonGi—. Oh, espera, él sí es TaeHyung y le agrada todo el mundo.
—Pero...
—Vas a estar bien —interrumpe YoonGi—. Él es... casi el mismo de siempre, como antes —pero luego frunce el ceño—. Está menos... concentrado. Como si siempre estuviera preguntándose por qué está haciendo las cosas. Pero sigue siendo TaeHyung, JeongGuk. Recuerda, no te vas a encontrar con él por primera vez. Sabe quién eres.
La primera vez que JeongGuk conoció TaeHyung fue en casa de JiMin. La madre de su amigo había abierto la puerta, sonriéndole suavemente.
—Oh, hola, JeongGuk —le había dicho ella—. JiMin está con otro amigo. Creo que los dos van a ayudarle a empacar.
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The heart where I have roots.
FanfictionJeongguk no se había dado cuenta de lo que TaeHyung les daría a ambos para ser felices. © curledupkitten.