《Skinny Love》 [LS]

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" I dont think you can understand me.
I dont think you can accept me.
But you just have to let me be."

Mi madre nunca está en casa, trabaja hasta tarde porque mi padre murió cuando era niño. Desde que él se fué tuve que aprender a vivir una vida sin saber cómo defenderme, no necesariamente del peligro, también de la sociedad.

Aquella que te destruye día a día con sus estereotipos de personas ¿A caso existe esa persona perfecta? El mundo está tan lleno de imperfecciones que nadie podría saber qué está bien o qué está mal.

En el colegio ser gay, y para colmo, estar un poco pasado de peso, era ser un claro ejemplo de todo lo que está mal en el mundo, y un gran punto para las burlas.

Tenía diez años cuando todo empezó, después de cinco años de la muerte de mi padre. Era un día normal, en dónde yo me encontraba tranquilo disfrutando de mi sándwich en el recreo. Nunca se me hubiera cruzado por la cabeza que tomar un bocado sería un pecado, mucho menos sabía cuántas calorías tendría cada componente y cuántas horas de ejercicio debía hacer para quemarlas.

Era solo un niño indefenso siendo la siguiente víctima de la sociedad.

A lo lejos veo a un grupo de chicas hablando animadamente, era nuevo en el colegio, por lo tanto no tenía ningún amigo. Recordé las palabras de mi madre que insistía en que tratara de socializar con los niños, así que me levanté directo hacia su dirección.

No reparé en su mirada cuando ya estaba ahí, tampoco sentí los murmullos entre ellas cuando me vieron llegar. Sonreí dejando mostrar mis hoyuelos, un poco tímido pero dispuesto a conseguir nuevas amistades.

-Hola, soy Harry ¿Puedo ser su amigo?

Cada una de ellas me analizó de pies a cabeza con el ceño fruncido, se miraron entre ellas y una carcajada salió por su boca. Confundido también reí, sin saber por qué lo hacíamos. Una de ellas avanzó quedando al mando del grupo, observandome desde arriba.

-¿Crees que un niño obeso como tú puede juntarse con nosotras? Sólo mírate y compárate, no eres nada más que una pequeña bola de grasa-rió-. Y todavía sigue comiendo. Mejor vete de aquí, gordo Harry.

Asustado y con lágrimas en mis ojos me fuí de allí hasta el baño, mientras todos gritaban “Gordo Harry”, me miré al espejo y noté toda la grasa que me sobraba: en la panza, brazos, piernas, cara, todo.

La niña tenía razón, yo nunca podría haber estado con un grupo perfecto, de niñas rubias con ojos claros, de piernas largas y delgadas. Modelos en miniatura.

Solté toda la ira contenida, aquella impotencia de tener un peso descuidado. Tomé su emparedado y lo aplasté con mis pequeñas manos, formando una masa que rápidamente tiré por el inodoro, cerrando la puerta del cubículo por detrás de mí. Me arrastré contra esta hasta tocar el suelo, cerrando los ojos sin saber qué hacer para sentirme mejor conmigo mismo.

La gente me llamaría loca si digo que lo siguiente que hice fue la salvación a todos mis problemas, fue el primer paso a lo que me haría feliz.

Introduje dos dedos a mi garganta, sin tratar de ahogar las arcadas que salían de mi boca. De un momento a otro me encontraba vomitando lo que comí hace unos momentos. Seguí haciéndolo hasta que mi garganta comenzó a arder, giré mi vista hacia el inodoro y sonreí.

Aquél momento fue el comienzo de todo.

De cómo comencé con la anorexia y la bulimia.

De cómo logré adelgazar cinco kilos en dos meses, durante seis años.

De cómo pasé de estar obeso a ser lo que siempre quise ser, la perfección en persona.