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Y bueno, esa fue la historia de como el frío y misterioso Roman Godfrey entabló una relación con la hija del policía que le detesta más que a nadie. Hablando de ello su travesura para sacarle canas verdes a su suegro aun estaba en pie. Ya llevaban meses saliendo y nadie a excepción de Peter, Letha y Shelley lo sabian. Bueno Olivia lo suponía al ver que Roman no traía a más mujeres a casa o que no lo llamaba la policía por arrestar a su hijo tras salir de un motel o encontrarlo con una puta. O bueno, eso fue hasta que Roman tomo el control de industrias Godfrey y se marchó a su nuevo hogar, un condomio muy moderno y alejado de la realidad de Hemlock grove para iniciar de cero y sin ese demonio llamado Olivia. La palabra madre le quedaba mucho a esa cruel y manipuladora mujer cuyo plan inicial salió terriblemente mal.

Se preguntó si realmente valía la pena realizar otro intento. Este hijo era único y a la vez una decepción a su ideal desde que era muy pequeño, quizás no valía la pena después de todo el que fuese igual a ella.

Olivia ya sabía que lo torcido y mal guiado que era su hijo, y que su mal actuar y personalidad era por ella misma. Nunca fue una madre, nunca siquiera lo intentó.

Tres intentos y ¿que logró? Una niña "muerta", un monstruo de hija y una decepción con más pene que cerebro.

Ese era el legado de Olivia Godfrey, hermosa y cruel mujer que había hecho de todo por ser quien es actualmente.

Tantos años para esta decepcionante conclusión.

Trágico. Una ilarante ironía a decir un poco más.

Pero bueno, ese dato aparte concluyó en lo evidente al igual que la trama de la película predecible a la que compraron las entradas. Llevaba una hora con tres minutos y sinceramente ni atención le tenían a la pantalla que mostraba una patética película cuya dirección más parecía una parodia. Ambos se encontraban besándose y tocandose con disimulo. Sus cuerpos ardían en llamas de solo recordar las travesuras que hacían meses atrás en pleno bosque o esos juegos que hacia con Roman, especialmente cuando Mía terminaba cortándose la llema de uno de sus dedos para darle unas pocas gotas de sangre que tanto disfrutaba Roman.


No fue hasta que Mía puso su mano sobre el muslo de el, justo encima de su rodilla para ir subiendo hasta que este sonrió entre el beso.

-Eso es lo que has estado esperando desde que entramos al cine, ¿Verdad? -Pregunto Mía en un susurro.

-Claro que si. Siéntate en mi regazo, -Menciono dando una sonrisa pecadora.

Roman tomo la muñeca de ella ligeramente y la atrajo más cerca de él. Ella se acomodo dejando sus piernas a cada lado de él.

-No tienes idea en qué te has metido -Hablo el upir con una disimulada risa. Sus palmas avanzaron por las piernas de ella hasta el borde de la falda. Metio la mano bajo la falda para acariciar en esa zona -Que chica tan lista -Alabo al llegar a las bragas de ella quien se movió un poco para crear fricción entre sus cuerpos. Él sonrió ante la sensación.

Mía se inclino un poco para darle un beso en los labios entreabiertos de él. Sus lenguas se encontraron y comenzaron a moverse en sincronía mientras una melodía de la pelicula les proporcionó un efecto casi único; la música del reencuentro amoroso de los personajes. Mierda de película pero buena música, perfecto para disimular sus jadeos y risitas a la perfección.

La diversión que estában teniendo en la última fila se hizo aún mayor cuando las manos de Mía deslizaron por el torso de su novio hasta descender al cinturón de su pantalón. Roman sonrió ante ese acto.

𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐝𝐨 𝐬𝐨𝐦𝐞𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora