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Días, mejor dicho semanas después de esa inusual salida y finalizacion del año escolar. Roman paso a buscar a Mía quien se encontraba en la salida de una tienda departamental comprando ropa nueva. Pues en la universidad quería lucir diferente a la escuela. Mas producida y bella. Roman fue por ella y la invito a cenar mañana para celebrar sus tres meses de relación. Una cena para celebrar por ellos, y el inicio en la etapa universitaria de Mía pues él administraba con tan solo los dieciocho años la compañía de su familia.

Ya para la cena, Roman se encontraba relajado en su silla, estando de cabecera en la mesa y vistiendo de tonos oscuros. Como acostumbraba. Camisa color vino, pantalón negro, zapatos de juego y su intensa mirada verde que resaltaba sin lugar a duda.

Hizo sonar la pequeña campana para indicarle al cocinero que de encontraban listos para el primer platito.

Roman había invitado a cenar a Mía a su hogar. Una grata cena con Shelley y sin Olivia quien solo hizo una mueca de desagrado al enterarse que Mía era la hija del policía y no poseía un linaje puro como el que ella quería relacionar a su hijo.

La chiquilla tenía sangre ucraniana pero corriente.

Años atrás había conocido al padre de ella; era un tanto atractivo. No era su Norman pero nada que no aprovechará. Pero si no tenían nada que ofrecerle, no volteaba a mirar.

Así era la matriarca de la familia quien estaba agobiada de esta vida.

Su plan había fracasado, Román era un upir que odiaba serlo, y ahora el mal agradecido tenía control total de la empresa.

Solo por cortesía le dejo vivir en la mansión para hacer feliz a Shelley.

Él compró un condominio moderno para prontamente vivir solo y no sentirse juzgado por su madre en cada acción que realizaba.

Como bien era sabido solo por Olivia, su primer intento de darse un nieto fracaso cuando la madre de Letha la obligó a hacerse un aborto pese a que la chiquilla si quería conservar la vida creciente en su vientre. Pero la madre de Letha fue firme y difícil de disuadir.

Un ángel, eso la hizo reír y prontamente el futuro bebé fue uno que se hizo pasar por un apendicitis.

Letha se deprimió pero siguió su relación con Peter quien le contaba historias de gitanos para hacerla sentir bien.

Olivia sólo pensaba con asco en la gente que rodeaba a su hijo; gitanos y ahora chiquillas inferiores que no le podía sacar provecho.

Adios a su linaje y a su plan... Era trágico acabar así y no poder revelar su naturaleza más que con comentarios.

Pero bueno, ahora mismo al lado derecho de Roman se encontraba Mia en un simple pero elegante vestido color negro. Era ajustado y por el diseño no se debía usar bracier o se vería mal.

Al lado izquierdo se encontraba Shelley quien usaba sus atuendos de Siempre. Ropa oscura y ancha. Aunque lucia unos aretes que Roman le había comprado y que Olivia detestaba con cada fibra de su ser. Aunque ¿Que cosa no odia de tal modo esa mujer?

-¿Una campana? ¿De verdad? -Pregunto Mía sorprendida y reprimiendo una risa por los excesos en la familia Godfrey.

-Quería darte la experiencia completa de ser millonaria -Respondió el upir.

-¿Así que esto es lo que es ser un Godfrey? -Pregunto al momento justo que el cocinero entro en la habitación con un carrito para comenzar a colocar los platos de sopa frente a Shelley, luego a Roman y, finalmente, a ella. Murmuro un gracias junto a una pequeña sonrisa.

𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐝𝐨 𝐬𝐨𝐦𝐞𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐮𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora