Christoph.

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4/Diciembre/17.

Me dijeron que el tiempo me haría dejarte de lado, pero en serio no puedo.

Me dijeron que borrara aquello respecto a ti, pero me es imposible.

Me dijeron lo que estaba pasando en ese momento y no pude creerlo.

Me han dicho suficientes cosas, ¿sabes? Me han dicho cosas como que debo olvidarte, el problema es que no puedo... No, no, el problema es que tú ya lo has hecho conmigo, pero yo sigo aquí, teniéndote presente.

Aún recuerdo la primera vez que me dirigiste la palabra... Dios, fui tan feliz. Recuerdo que yo ya me había fijado en ti, pero tú no sabías de mi existencia aún; Era sólo una persona más, respirando el mismo aire que tú. Todo era tan monótono, el verte pasar frente al campus sin saber cómo hablarte y yo, dibujando mil y un garabatos en mi libreta, inspirados en tu caminar. Luego lo hice.

Me dirigí a ti y torpemente inicié lo que sería una conversación de tres palabras. Estaba tan avergonzada y sentí mi cara estallar de lo roja que me encontraba, que sólo quería que me tragara la tierra... Te reíste y creí que te burlabas, hasta que hiciste a un lado mi fleco y vi que tu sonrisa era la más dulce y blanca, que me di cuenta de que siempre querría verla no importaba qué.

Nos frecuentamos y bueno, lo demás es historia, ¿o no? Te fijaste en mí y mostraste interés, incluso casi igual al mío por ti. No sé cómo pero, por un momento estuve entre tus manos.

Los días pasaron y juro que yo más te adoraba; Eras el calor de mis mañanas y el alivio de mis penares. Lamentablemente, mientras que mi cariño florecía, el tuyo se marchitaba.

Me di cuenta muchas veces. En ocasiones me rechazabas, otras sólo me evitabas... Creí que tendría que ver con otras cosas, intentaba justificarte, Dios, pero al final no era nada de lo que yo quería creer, ¿verdad?

Que hayas dejado de sentir algo por mí, era predecible. Digo, no tengo nada en lo que puedas fijarte, al menos no algo que otras no tengan. Soy ordinaria, incluso menos que eso, lo único que me podría hacer especial es que sólo hay una yo pero vamos, ______ hay muchas.

Yo no toco ningún instrumento, tampoco canto bien y no se me da lo artístico. No puedo memorizar algo como para ser alguien interesante y ser inteligente no es algo que me describa, mírame, soy un fiasco. ¿A quién engañaba saliendo con alguien como tú? Era obvio que te cansarías de alguien tan aburrida.

En un principio la gente me decía sus sospechas y no quise escucharlas, de veras creía que eran tontas pero lo peor es que creía en ti: En tus engaños, tus mentiras y jugadas. Según yo, no tenía motivos para sospechar, pero demonios Oliver, lo hacías tan difícil... Quise creerte, de verdad que lo intenté... Pero al final pareció como si tú mismo hubieras arrebatado esa venda de mis ojos.

Christian me lo dijo una vez, qué era lo que hacías, pero me costaba darle crédito a lo crudo que mi amigo me decía.

Richard trató de ser sutil y Till y Paul lo ayudaron a explicarme la situación en la que sin saberlo, estaba envuelta, pero me pareció tonto.

Toda esa incredibilidad brotaba de mí, hasta que de una vez por todas, Doom me obligó a verlo por mí misma. Es curioso porque aunque yo estuviera segura de que jamás me harías eso, me negaba a acompañarlo a darme cuenta de mi ceguedad. Hasta que por fin lo vi. Por fin te vi.

Caminabas de la mano con ella, despreocupado y sonriéndole, esa misma sonrisa que me dabas, la misma que me diste. ¿O sea que era falsa? ¿Todo lo había sido? ¿Qué papel tuve para ti entonces?

Recuerdo que corrí de ahí lo más rápido que pude y Christoph salió tras de mí. Entré a una tienda cualquiera buscando esconderme, no sólo de él ni de ti, sino de todos. Quería hundirme y aferrarme a las raíces, llena de dolor y resentimiento.

Ohne-Shorts (Rammstein)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora