ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴠɪɪ: ¿ᴀʙᴜsᴏ?

6 0 0
                                    

Capítulo VII: ¿Abuso?

-Te he dicho que no lo haré, Kyle -volvió a reprocharle su novia como por quinta vez.

-Y yo te he dicho que no tengo los recursos suficientes como para mantenerlos a ti y al niño.

-No tengo ningún problema con eso, te dije que no necesito que te hagas cargo de él ni de mí -volvió a decir la chica tratando de convencerle de que no le necesitaba-. Solo quería que supieras que es un niño y que eres su padre, nada más.

Decir que mentirle de tal manera al chico, arruinaría su vida, quedaba corto. Luego de esto el pobre no tendría una vida normal, si es que se le puede llamar así a lo que tiene. La vida de un padre implica mucho más que sólo pagarle la comida y la ropa. Implicaría darle su corazón y entregarle todo el cariño del mundo, -si es que era posible- acompañarle en todos sus tropiezos y logros, enseñarle todo eso que enseña un padre a su hijo. Y para esa vida, Kyle no estaba ni la mitad de preparado. No lo estaba, no creía que lo estuviera nunca.

-¿Solo vienes a atormentarme con que seré padre y no podré hacerme cargo? Porque si es así, lo has logrado, porque me siento terriblemente mal al no corresponderle al niño, en verdad -dijo casi atragantándose con sus propias palabras y con sus lágrimas amenazando con salir sin piedad alguna.

-Kyle, sólo entiende que no es tu obligación -no lo era-. Encontraré a alguien que quiera al bebé tanto como yo y esté dispuesto a cuidarlo conmigo -terminó de decir con algo de compasión en su voz, ella había comenzado a ponerse triste.

-Vale, si eso es lo que quieres, allá tú. Pero te lo advierto, no me busques luego, porque ya me he retirado de todo este asunto y lo sabes -sentenció cambiando su tono a uno serio y se dio la vuelta para retirarse del parque en donde se encontraban charlando.

Kahira no dijo nada más y dejó que el chico se fuera. No necesitaba más de él, por más que se hayan repetido una y otra vez que estarían juntos por siempre, no todo en la vida es como uno lo plantea desde pequeños. Sin embargo, ella estaba tan convencida de que podía tener su propio desenlace de felicidad, que pensó que ese paso no fue el adiós al amor de su vida. Sino que fue la eliminación de un obstáculo en su sendero hacia su meta final.

➶➶➶ ••• ➷➷➷

-¡¿Que has hecho qué?! -el grito de Kahira debió haberse escuchado en la plaza pública de su pueblo y tal vez en la ciudad vecina.

Pero el grito valía la pena, o al menos según ella. Su amigo había hecho algo de lo que no se arrepentía, pero la chica -más que nadie- sabía que sólo traería problemas. Más de los con que tenía que lidiar en el momento.

-He dicho la verdad, no es nada malo. No entiendo siquiera porqué te alteras...

-¿Cómo que por qué? -su voz ahora era un poco más sutil, pero aún con un atisbo de molestia-. Has acusado a mi padre de algo terriblemente grave, que podría.. -fue interrumpida por la voz ronca de su amigo.

-Algo terriblemente grave, que es totalmente cierto.

-¿Cómo es que estás tan seguro de eso, Sam? -insinuó algo discreta, aún sintiéndose culpable por no haberle dicho la verdad a su mejor amigo.

-La respuesta está frente a mí: estás embarazada.

-¿Y eso qué tiene que ver? -volvió a preguntar tratando de extender más el tema.

-Tiene que ver que ese niño es suyo -respondió el chico enfatizando la última palabra.

Y ella lo sabía, pero ese no era el mayor problema ahora.

-Kahira -la voz de su madre se hizo presente en el umbral de la puerta de su habitación -, ¿puedo hablar contigo?

-Sí, ya voy -la chica se volteó hacía su amigo y le comentó que no dijera nada sobre el asunto y que le llamaría más tarde.

Luego de despedirse correctamente de él y que su madre le mandara los mil y un saludos hacía la familia de Sámuel, de su parte, volvió a entrar a su habitación y esperó a la mujer.

-¿Te has enterado de la noticia? -empezó la conversación la señora King, sentándose a la orilla de la cama de su hija.

-¿Qué clase de noticia? ¿Es algo de mí?

-Es sobre tu padre -la chica palideció al instante, pero trató de guardar la calma-. Lo acusaron de abuso sexual hacía su familia...

-¿Abuso? ¿Hacía quién? -sus dedos picaban su piel con agresividad, maldito Sámuel.

-No especificaron, pero sí dijeron que probablemente la víctima esté esperando un hijo de él... -hizo una pausa casi infinita y volvió a hablar con más autoridad-. Kahira, ¿tu padre abusa de ti?

La chica se congeló justo allí, sin saber qué decir o cómo reaccionar a aquello. Su madre la miraba atenta, fijándose en cada pequeño detalle que hiciera su hija.

Kahira sabía muy bien quién le había acusado, y sabía muy bien que lo hacía para ayudarla. Si bien, no entendía porqué lo hizo sin decirle nada, o al menos darle una señal. No se sentía preparada para enfrentar a su padre, mucho menos a la rabia que sentiría su madre por no hacérselo saber antes. Pero, así mismo, tendría que entender que la confianza entre ellas nunca fue la mejor de todas ni la más real. Por lo que, no podía esperar que le contara su vida a detalles, cuando su madre ni siquiera le felicitaba en su cumpleaños. <<La familia visualmente perfecta termina siendo una emocionalmente inexistente>>. Cuánto más se repetía aquello, más sentía lo bien que le quedaba esa descripción a la suya; a su "familia".

Pero algo indescriptible en la mirada de su madre, le decía que la mentira en la que estuvo viviendo todos esos años, no era más que una máscara. Una capa protectora que ejercía la función de cuidar de los suyos. Evidentemente lo hacía de manera indirecta, así como también estaba actuando con indiferencia hacia la vida de sus hijos. Kahira presentía que algo no muy bueno estaba por llegar, pero que algo extremadamente malo estaba por escapar; por irse y dejarla libre y feliz. A ella y a su familia.

-S-sí, lo hace... -logró articular en un tartamudeo casi imperceptible para ella, pero lo suficientemente alto como para que su madre la escuchara.

-¿Hace cu-cuánto... hace cuánto tiempo? -se levantó de donde estaba sentada e intentó acercarse a Kahira con calma.

Estiró su mano con intención de tocar su rostro, mas su hija retrocedió sin mucho disimulo. Kahira inspiró todo el aire que pudo y, en un leve suspiro, lo soltó diciendo:

-Desde que... tengo memoria, madre.

Y su madre, aún intentando digerir la noticia de su esposo, se encontró con una peor. Una que la hizo difícil el respirar y la llevó a caer desplomada en el suelo del lugar.

La familia visualmente perfecta termina siendo una emocionalmente inexistente. Incorrecto. La familia visualmente perfecta es aquella que siente y piensa como uno sólo, aquella que se apoya incondicionalmente, aquella que no guarda secretos y, especialmente, aquella que, a pesar de todos los errores que haya cometido alguno, se sigue amando aún más que antes.

➶➶➶ • ➷➷➷



Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora