Como siempre, las quejas y desacuerdos aparecieron entre ese pequeño conjunto de gente, quizás más que nada, porque aquella líder no les estaba dando motivos reales para confiar en ella, después de todo, era alguien que había puesto sus vidas más de una vez en aprietos.
Algunos sospechaban que esta mujer hablaba menos de lo que sabía, por eso no podían darse el lujo de confiar tan fácilmente en su persona, sin embargo, Abel parecía contrariado, puesto que el era el único en el grupo que llegaba a fiarse de aquella extraterrestre, quizás no plenamente, pero creía que Seitán no les estaba mintiendo, ya que los salvó de la catástrofe, y, además, los eligió para poder hacer esta importante misión. No obstante, aun cuando sus compañeros poseían claros motivos, él no quería comprender aquellos sentimientos inestables de confianza hacia la muchacha, por lo tanto, el rubio llegó a pensar que probablemente esto se trataba de amor, debido a que no podría entonces explicar de otra manera su propio razonamiento. Por otro lado, el segundo al mando seguía reflexionando sus posibles motivos sobre su propia forma de actuar en esa enorme sala con ventanales que poseían una vista a la nada, y aun a pesar de su esfuerzo, su meditación no duró mucho más, porque Alan llegó a interrumpirlo.
—Amigo, ya ha aparecido Seitán, y está llamándote —le dijo al rubio.
—Oh, sí, perdóname. Estaba completamente concentrado en otras cosas.
—¿Aún piensas en la discusión del otro día? —le preguntó con cierta preocupación, pues veía algo en aquellos ojos esmeralda, es decir, un tenue decaimiento.
—Sí, es que... no sé cómo explicarlo, pero... yo confío en ella, aunque también entiendo la opinión del grupo igualmente...
—No debes preocuparte, sabes que la verdad saldrá a la luz poco a poco, así que no te angusties demasiado. Está bien que confíes en ella por ahora, pero no te deprimas por ello —le dio unas cuantas palmadas en su espalda. Él también tenía sus dudas, claro estaba, aun así, prefería no darle importancia ni dar juicios adelantados sin antes tener todas las pruebas en sus manos.
—Sí, tienes razón. Me lo tomaré con más calma. Gracias por el consejo Alan —le sonrió, y el otro le regresó el gesto.
—Bien, ahora vamos. Entre más avancemos con esto, más pronto se acabará —el aparente segundo al mando asintió, y se pusieron en marcha a la sala principal, para esas alturas, la presión en el ambiente era un poco aplastante, más que nada, por las miradas severas que iban tanto contra Seitán como hacia a Abel; la hostilidad en el grupo iba en ascenso.
—Sean bienvenidos nuevamente. Hoy confió que podremos avanzar con la purificación del mundo. ¿Tienes las semillas Abel? —le preguntó la albina al chico.
—Sí, aquí las tengo —mostró una pequeña bolsa de tela que contenía unas semillas plateadas con una especie de brillantina que las revestía; de ellas germinaría la salvación del planeta—Tiene todo lo necesario para salvar la tierra —aclaró.
—Perfecto. Hoy mismo pondremos manos a la obra. Necesitaran una semilla para ambos grupos.
—¿Ambos grupos? ¿Nos dividiremos? —preguntó Yamil.
—Así es. Hoy el encargado de la base será Alan, los demás se dividirán en dos grupos, pues tenemos que apresurarnos o el resto que está brindando apoyo no soportaran mucho tiempo más los ataques de las criaturas creadas por el hombre —aseguró la chica—. Los conjuntos estarán conformados de la siguiente manera: Abel y Misa será el primero, y Yamil y Talía será el segundo.
—¿No era que Talía no podía participar en las misiones? ¿Además por qué tiene que ser Alan el que se encargue ahora de la nave? —refutó el pelirrojo.
ESTÁS LEYENDO
Sueños Bajo el Agua ©
Science-FictionVivimos en un mundo lleno de secretos, son tantos, que no damos pie a conocerlo todo. Desde los seres más pequeños, hasta las tecnologías más grandes, pero el misterio más profundo, es el del ser humano. La humanidad ha creado un arma tan destructi...