Ross
Años atrás...
Veo a Laura tomar, ya iba por su cuarta botella y ninguna de sus amigas la frenaba. Siempre es Emma la que las controla, pero seguramente se ha quedado estudiando en casa. Alexa y Savannah eran un desastre, creo que incluso estaban peor que Laura.
— Ross, ¿no piensas invitar a salir a Emilia? — me pregunta Calum. — Parece ser perfecta para ti.
— No lo es. — afirmo. — Y probablemente ya no quiera saber nada de mi, besé a Laura en frente suyo.
— Otra vez Laura... — murmura rodando los ojos.
— Le dijo que yo era gay... — digo mientras me río. — Creo que estaba celosa, aunque nunca va a admitirlo.
— No, no lo admitirá porque no lo está. No le importas de esa manera, Ross.
— ¿Tú que sabes? ¿Cuántas novias has tenido?
— ¿Cuántas mujeres has besado?
— Touché. Solo una, por cierto.
— ¿Cuánta experiencia puedes tener? Has estado enamorado de la misma mujer desde más o menos los diez años, no captas el mensaje de "no estoy interesada si no es para tenerte en mi cama, Ross" y sigues detrás de ella.
— ¿Qué puedo decir? Ella es perfecta. — digo sonriendo ampliamente mientras me encojo de hombros. — Ni siquiera sé lo que hago, solo sé que me siento bien cuando estoy con ella.
— Eres un caso perdido.
Suelto una carcajada, pero mi risa muere cuando veo a Laura besando a otro hombre de una manera para nada inocente.
— Jodido imbécil... — murmuro dejando mi bebida en una de las mesas.
— No, Ross... No vayas. — pide mi mejor amigo.
Pero lo ignoro completamente y me acerco a Laura antes de agarrarla del brazo haciendo que se separe de ese estúpido.
— ¡Oye! — exclama ella cuando la subo a mi hombro y me dirijo al baño.
— ¿Cuándo madurarás? — le pregunto.
— Dudo que una niña de diez años bese así a un hombre... — murmura.
Ruedo los ojos y la dejo en el suelo, en ese momento me doy cuenta de que trajo una botella de Vodka con ella.
— No bebo. — le digo.
— Vamos... Solo un poco. Estamos solo nosotros dos, la fiesta tiene para rato y acá nadie nos molesta. Deja de ser tan aburrido.
Suelto un bufido y le doy un trago a la botella. Hago una mueca. Es horrible, pero de todas formas no me detengo. Laura se sienta en el suelo y yo me siento a su lado, pasamos un largo rato bebiendo mientras nos reímos de estupideces. Estaba borracho, lo sabía, y ella también lo estaba, y se sentía tan bien... Eramos solo nosotros, sin preocupaciones y pasando un buen rato.
Entonces, Laura corre al retrete y vomita allí. Rápidamente le sostengo el cabello y acaricio su espalda mientras ella sigue eliminando el alcohol de su cuerpo.
Cuando termina, ella me mira sobre su hombro y me sonríe de lado, dejándome sobrio con solo una mirada.
— Estoy bien, cariño. — me hace saber.
La ayudo a levantarse y coloco mis brazos debajo de sus piernas para después llevarla a modo princesa a una de las habitaciones. La recuesto en la cama luego de dejarla en ropa interior, ella me da una sonrisa de agradecimiento y cierra los ojos.