2; Misión.

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Cenaron, fueron felices y poco después Tsunayoshi recordó que con Reborn no se puede ser feliz si quiere sobrevivir.

¿Qué demonios le sucedía a su instinto de supervivencia? ¡¿Acaso había muerto finalmente?! Ufff, el pobre estaba sometido siempre a mucho estrés.

En paz descanse, siempre lo recordaremos por haber servido PARA NADA.

Como sea.

Después de la cena, de darle a Nana una breve explicación y de pegarle una última vez a Tsunayoshi, el asesino favorito de la mafia se encargó de arrastrar a su tonto aprendiz fuera de casa.

Su mente estaba bastante clara, iluminada por las llamas del infierno en el que Tsuna estaba irremediablemente destinado a quemarse.

Porque así era su vida y se dice que el infierno está bajo la tierra, siendo vecina de la lava o los hombres del subterráneo... ¿Reptilianos?

Bueno, da igual.

Que estaba clara y eso significaba que la vida sería el hogar vacaconal de satanás, porque eso molaba.

Tomando esto en cuenta y aprovechando la lucidez (porque de desvaríos estamos hechos los humanos), Tsuna reaccionó del golpe.

Y tembló.

Su instinto había tenido hijos y ellos apenas daban sus primeros pasos, Sawada no entendió el por qué de su extraño presentimiento.

Antes de que pudiera siquiera preguntar, notó que habían llegado a su destino y se extrañó de manera impresionante al reconocer aquel edificio como aquel en donde Gamma, Byakuran y Uni estaban viviendo durante la batalla.

¿Seguían ellos allí siquiera?

Por Dios, habían pasado tres meses ya. ¿No los querían en su casa acaso? ¡Uni debería ir a clases!

—Reborn, ¿qué hacemos...?

—Levántate y camina, Dame-Tsuna —sonrió—. No hagas preguntas, sabes que las respuestas que tengo para ofrecerte no van a gustarte.

Si hubiera un marcador, Reborn tendría más de un millón de puntos y Tsunayoshi tendría poco más de cien.

Por no hacerle sentir tan mal, pobre alma desafortunada...

Suspiró y asintió.

Levantándose del suelo, sacudiéndose la ropa y sin atreverse a preguntar cómo su microtutor pudo arrastrarme por media ciudad, el cielo y el sol ingresaron al edificio.

Sawada era medio listillo, sabía que de allí saldría más muerto que vivo y, suponiendo que Uni la demonio estaba allí, definitivamente tenía motivos para estar asustado.

Un mes después de que Reborn regresase la sobrina política del mismo le mostró al mundo su verdadera personalidad.

Sea quien sea su padre, tenía mala sangre, en serio.

Porque aquello no podía ser culpa ni de Aria, ni de Luce.

Un estruendo le sacó de sus pensamientos y observó atónito el camino frente a él, el asesino se quitó del camino cuando dos figuras hicieron acto de presencia.

—¡Espera, Byakura...!

Pero fue tarde y antes de que la gravedad defendiera al novio de su amigo el suelo, Tsuna se vio arrastrado lejos de su eterno amor y entró en pánico.

Gesso había estado huyendo como la vil mariposa que era, llevando consigo tres bolsas de papas, cinco de malvaviscos y doce barras de chocolate... ¡Ah! Y también se llevó a un atún.

Double. (Pausa temporal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora