Capítulo 1 - Papel en blanco-
Mire con esperanza los rayos de luz que salían entre el poco espacio que daban los edificios entre sí, embriagándome con su calor contrastado con el frío matutino de la ciudad que pronto se colmaría en los pitidos de los coches y los pasos frenéticos de los habitantes. Me levante de la cama ya hecha y llena de apuntes y libros, que indicaban que el tiempo de exámenes finales se aproximaba con rapidez, tanta que parecía que no tendría tiempo en acabar de estudiar todo. Rápidamente desayune, me vestí y frenéticamente recogí los apuntes y los libros guardándolos en la mochila de mala manera, guarde mis llaves en mi bolsillo, me despedí de mis padres aunque ya sabía que no me devolverían palabra por su profundo sueño.
Cerré la puerta lentamente y como si fuera un ladrón, escape corriendo con la mochila cargada rebotando en mi espalda ralentizando mis pasos.
Al salir a la calle note, que aunque los rayos del sol iluminasen las calles con todo su esplendor estas seguirían congeladas. Pare en seco al mirar la hora en mi teléfono, eran las seis y media, faltaba una hora para entrar en el instituto, una hora menos de sueño, era lo único que no paraba de resonar en mi cabeza, y la verdad, era lo único que me importaba.
Me eche las manos a la cabeza, como no me había dado cuenta. Maldecí en voz alta, malas palabras que nadie escucho , ya que no había ni un alma en las calles, solo los pocos coches los cuales sus dueños, medio dormidos, entraban en una hora que poco les gustaba, pero no tenían para que quejarse ya que algunos de sus compañeros entraban más temprano, así que mantenían su boca callada. Fortalecí el pequeño nudo de la bufanda blanca de rayas negras que rodeaba mi cuello, y empecé a deambular por las calles, era moverme o congelarme de pie. Mire, después de atravesar varias calles y acabar en las más viejas de la ciudad, un banco bastante desgastado y pintado entero por varios artistas callejeros de la ciudad, en los pies de un árbol aparentemente bastante viejo pero que aun por sus ramas salían rayos de vida formados en hojas. Repose la mochila en el banco y me senté, saque de este una libreta y un bolígrafo. Subí los pies en el banco y mire con atención la página sin ninguna palabra escrita de momento. Una idea fugaz cruzo mi mente, y como sin tener consciencia empecé a intentar plasmar la idea en la página, pero al acabar mitad página, la idea desapareció de mi mente y no pude volver a conectar los hilos de la historia. Arranque la página de la libreta ya con escasas paginas por los intentos como este de intentar hacer una novela, la hice bola y la tire con rabia cavando en las raíces del árbol.
-Te parecerá bonito, ¿no?-Gire rápidamente y asustada vi como una mujer de mediana edad me miraba con desaprobación-Los muchachos de hoy no sabéis respetar a aquella gente que se despierta a las tantas para limpiar vuestra basura tirada sin conciencia –Ahí es cuando me fije en su camiseta y pantalones anchaos de azul oscuro con el nombre del ayuntamiento.-Y no solamente por eso, si no a la naturaleza.-Termino y un silencio invadió la escena.
Realmente no sabía cómo reaccionar y mi mente se puso en blanco por unos instantes, puso su mano arrugada y fina en su cadera.-Que esperas jovencita, yo no lo pienso recoger.
Rápidamente y nerviosa, con mis manos congeladas y templando, no del frio ahora, si no de los nervios, cogí el papel y me quede mirando alrededor y no había ninguna papelera.
-Si no hay ninguna papelera guárdate el papel, que creo yo que no ocupa mucho espacio y cuando encuentres una la tiras-Me quede parada mirándola-¿Me has escuchado?-Me pregunto , a la cual cosa yo asentí frenéticamente.
-Esta juventud vive dormida-Dijo, para seguir barriendo dando la espalda al banco.
"Señora, deje tanto de refunfuñar y poner esa cara de mala hostia, finalmente si sigue así, su cara solamente serán puras arrugas", quise decirle a esa mujer de mediana edad, pero me ceñí a coger la mochila y a seguir caminando , pero después de unos cuantos pasos de la esquina salió una moto a bastante velocidad sorprendiéndome y si no me llego yo a arrollar para darle camino me podría haber atropellado, la persona al volante de esta moto que parecía una Harley antigua, llevaba un casco negro donde en la parte trasera había dibujado un ojos pintado en blanco con los iris rojos, aunque no me había dado mucho tiempo en analizar el aspecto de la persona ya que rápidamente desapareció al girar otra esquina. Me levante y lleve mi mano al pecho intentando controlar las palpitaciones de mi corazón, observe a la mujer como seguía barriendo tranquilamente como si nada, me plantee que esa señora estuviese sorda cosa que se contradijo cuando se me cayó una libreta de la mochila ya que rápidamente como una águila se giró para darme una mirada fulminante y amenazadora. Seguí caminando hasta llegar al instituto, faltaba un cuarto de hora para que abrieran las puertas, la ciudad ya se llenó gente y ruido. Me senté en el suelo apoyando la espalda. El tiempo pasó bastante rápido hasta que llego mi amiga, Laura. Llevaba el pelo negro lacio suelto, llevaba sus nuevos tres pendientes, dos en la oreja y el otro en la nariz, llevaba el rimen un poco corrido. Vestía con una de sus sudaderas favoritas que mostraba con todo detalle una escena lujuriosa entre dos mujeres y los pantalones vaqueros oscuros rotos bajo estos unas medias negras. Me levante rápidamente dejando la mochila en el suelo para saludarla chocando puños.
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SAPIENTIAE
Roman pour AdolescentsUn gremio se propone devolver y enseñar la sabiduría al pueblo, sabiduría y lecciones que pocos quieren recordar, que otros olvidaron o que los restantes simplemente desconocen de ellos ya que fueron escondidos por sus mayores. Una muchacha por simp...