—¡Mark! —Donghyuck corría tratando de alcanzar al antes llamado.
Las clases ya habían terminado y el mayor salió tan rápido del aula que Donghyuck tuvo que guardar lo más rápido que pudo para correr hacia él.
Mark giró inmediatamente y el menor al fin logró alcanzarlo.
—Ahora sí, camina —le ordenó cuando ya estaba a un lado de él.
«¿Y ahora qué le pasa?» pensó Mark.
El mayor se le quedó mirando con el ceño fruncido, Hyuck trató de ignorarlo así que, después de un rato Mark hizo lo que el otro le pidió.
Mark iba de camino a su casa, la cual estaba bastante lejos. Había pasado media hora desde que partieron y por alguna razón Donghyuck había ido tras él.
—Donghyuck, ¿cuál es tu problema? —Dejó de caminar.
—¿Cuál es TU problema? —contraatacó, recargando la voz en el "tu"—. Sigue caminando.
Mark ignoró lo que dijo el moreno y siguió inmóvil.
—Estoy procupado por ti, vivo muy lejos y de seguro ya pasamos tu casa. Tus papás no estarán nada felices con que llegues tarde.
—¡Ay! Eres tan lindo Minhyung, te preocupas tanto —Cruzó su brazo con el de Mark y al mirarlo parpadeó repetidas veces —No importa, en mi casa no hay nadie. Mis padres nunca se enteran a qué hora llego. Te lo dije cuando me enviaste un mensaje.
Mark sintió un poco de lastima. Él no podría estar así de feliz sabiendo que al llegar a su casa nadie lo recibiría. Pero aún así Donghyuck estaba siempre contento, Donghyuck era increible.
—¿Piensas seguirme hasta mi casa? —preguntó Mark.
—Sí, quiero que llegues seguro. —Lo miró fijamente a los ojos con una linda sonrisa.
Minhyung al escuchar lo que dijo se sonrojó, nunca nadie le había dicho algo tan lindo ¿qué estaba sucediendo con él?
Por primera vez se fijó en el rostro del menor, vio todos sus detalles, Dios ¿cómo no lo notó antes? Donghyuck es la belleza en persona.
—Eres muy lindo.
Hyuck se sorprendió, tapó su boca para no soltar ningún sonido extraño. ¿Había escuchado bien?
—Ta- tampoco eres la gran cosa. —Esquivó la mirada del pequeño al darse cuenta de lo que había dicho—. S- sigamos.
Mentira, lo que salió de sus labios claramente era mentira.
—S- sí.
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—¿Dónde está tu casa, Donghyuck?
—La pasamos hace mucho.
«¿Camino todo esto sólo por mí?» se preguntó Mark.
El canadiense se volvió rojo por sus pensamientos.
Para ser sinceros a Mark le encantó caminar todo ese trayecto junto con Hyuck, pero cada vez se acercaban más a su casa.
La tristeza invadió su ser, quería seguir escuchando las estupideces del pequeño. Sus ritmo al caminar se volvió más lento y cada paso que daban era una verdadera lastima para Mark.
Pero todo tenía su fin.
—Oh, esta es mi casa.
Hyuck al igual que Mark se sintió triste, bajó la mirada.
—Donghyuck —dijo Mark llamando la atención del otro—, No necesito que me acompañes, no me gusta tu compañía. —Cerró la puerta.
¿Por qué no podía ser sincero?
Apenas la puerta se cerró vio por la ventana la silueta de Donghyuck aún afuera de su hogar, pero al ver la espalda del moreno alejarse hizo que Mark ya extrañará a ese molesto chico.
—¿Qué me estás haciendo sentir? —murmuró—. Te odio.
Mark Lee... Podía ser un excelente mentiroso aveces.