Diana's pov;
Era día martes ¿Y eso que significaba? Clases. Había salido hace unos cinco minutos de casa y ahora estaba caminando hacia el instituto con una manzana en la mano. No era muy sociable, hablaba con varias personas del salón pero no tenía amigos. Pero había una chica en especial que cada vez que tenía la oportunidad me molestaba con Ashton. Era evidente que el no fuera mi padre si yo tengo dieciséis y el veinticinco. Suspiré antes de entrar al instituto botando lo que quedaba de la manzana en el basurero. Me dirigí hacia los últimos casilleros que estaban en el pasillo y con la pequeña llave que tenia en mi mano lo abrí. Saqué los libros de historia, era el primer ramo que me tocaba en la mañana y sinceramente no tenia ganas de nada. Miré la hora en mi celular, iba diez minutos tarde a la clase. El profesor de historia no era simpático, al contrario, era el peor hombre que podía conocer en tu vida, un viejo amargado, pasaba la mayor parte de la clase retando al típico grupo de atrás que no lo dejaba hacer clases.
Toqué la puerta un par de veces y me abrió el señor que tanto odiaba, obviamente me regañó por llegar tarde y me fui a sentar a mi lugar. Dejé el libro, el cuaderno y un par de lápices sobre la mesa. Apoyé mis codos sobre esta y comencé a mirar hacia afuera, historia me aburría y prefería hacer cualquier otra cosa antes de prestar atención a la clase. Lo único que alcance a escuchar fue que debíamos hacer un trabajo en parejas, más aburrido aún.
- Jessica Hamwort y Diana Irwin.
El profesor comenzó a nombrar las pares y puse mis ojos en blanco, ¿En serio? ¿Con ella? Teniendo unas diez chicas más en el salón me hace pareja con ella. Solamente vi como ella se había levantado de su asiento acercándose a mi con su cara de "perdón, no puedo evitar ser superior".
- Había estado rogando para que mi pareja fueras tu, huerfanita.- Jessica río sentándose a mi lado y luego suspirar con alegría.- Me encanta saber que no me esforzare y lo harás todo tu sola.
- ¿Disculpa?- Volví a poner mis ojos en la blanco, tomando mis cosas y guardándolas en la mochila.- No eres nadie para hablarme así. Tu harás la mitad del trabajo y luego los juntaremos.
No tenía ganas para nada de estar en clases, le pedí permiso al profesor y salí del salón, detrás de mí venía Jessica. ¿Estaba obsesionada conmigo o que mierda? Me tomó del brazo y me tiró dentro del cuarto del conserje, me empujó hacia la pared mientras yo intentaba protestar, agarró mis mejillas con una mano apretándolas. Me dolía.
-¿Tú crees que nosotros nos tragamos el cuento de que Ashton es tu padre? Dudo que te haya tenido a los nueve años.- soltó na carcajada sobre mi cara, Jessica me soltó apoyándose sobre la puerta.- ¿Lo harás cómo la vez pasada, Diana? Llamarás al chico que se hace cargo de ti y le dirás que te estoy molestando ¿Verdad? O no...quizás venga el de cabello de colores, o el rubio, no, quizás el moreno, eres una basura y además de eso cobarde. Quizás tu madre no te quería y por eso te dejó. Ashton tuvo pena de ti y decidió hacerse cargo ¿Crees que te tiene un poco de cariño? Ingenua.
Jessica volvió a reír tomando una botella que había en el suelo, acercándose nuevamente hacia mi y verter la botella sobre mi cabeza. Sentí un escalofríos en mi columna. ¿Qué era? Jessica tiró la botella al suelo y salio de ahí. No puse evitar sentirme mal con todo lo que ella había dicho, quizás tenía un poco de razón y Ashton solamente había decidido adoptarme por pena. Pero, ¿Cómo ella sabía todo eso? Salí del cuarto en el que me había metido y colgué mi mochila sobre mi hombro, suspiré fuertemente y cerré mis ojos, no me di cuenta cuando las lágrimas habían comenzado a salir. Saqué mi teléfono y abrí el chat de michael, no me atrevía a decirle a mi padre sobre lo que estaba pasando hace varios meses.
Para; Michael
De; DianaNecesito que me vengas a buscar al instituto por favor, no le digas nada a mi padre. En el camino te cuento.
No tardó ni un minuto en contestarme un "ya voy, esperame allí".
Se senté en las escaleras esperando a michael, escondiendo mi cabeza en mis piernas comenzando a llorar. Me preguntaba miles de veces que había hecho para merecer tanto daño en unas palabras. Pasaron varios minutos hasta que mi teléfono vibró "ya llegué" era de michael. Me levanté rápidamente bajando las escaleras y llegar hacia donde estaba él. Solamente corri y me tiré a sus brazos escondiendo mi cabeza en su cuello. Me sentía fatal y necesitaba compañía.