TOCANDO MI MANO

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Jean: Salgo en mi coche a dar un paseo, para disipar mi mente, que no ha dejado de pensar en Carolaine. Me detengo cuando en la TV de una tienda aparece Carolaine, muy diferente a la de anoche, con un traje de abogada que le daba un toque excepcional. Su pelo recogido como le gusta y una cara de ser la mejor. Siempre me dijo que quería ser abogada y veo que lo logró, como casi todo lo que se proponía.

Carolaine: Es el momento de dar el veredicto y estoy muy confiada, aunque debo confesar que algo nerviosa, sé que lo lograré como todo lo que me he propuesto, lo que me falta es olvidar a Jean, pero ¿quiero? Desecho ese estúpido pensamiento y me centro en el juicio.

Nos ponemos de pie a espera del veredicto.

- La señora Maritza Linares, ha sido encontrada... inocente- el juez ha dictado el veredicto.

Ella me mira con ojos llorosos y esta vez es por la alegría de ser libre, está tan feliz que rompe a llorar. La abrazo y no puedo negar que he hecho una buena amistad con ella. Estoy tan feliz, que no noto la presencia de Jean. Toda la emoción acaba cuando escucho la voz que desee escuchar años atrás para darme una explicación, pero nunca sucedió.

- Felicidades - me dice Jean serio.

- ¿Qué quieres? - le respondo bruscamente, aunque me duela. No quiero que sepa que su presencia me derrite por completo.

- Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi- me recuerda y solo asiento pues no quiero recordar.

Cuando pienso escapar, sin yo esperarlo, me toma de la mano y ese gesto me evoca a tiempos en que esto era una rutina, la cual me gustaba bastante.

- Suéltame no tengo nada que hablar contigo – le respondo de manera agresiva, pero tengo que controlarme, pues esto puede afectar mi carrera.

- Solo quiero que olvides que me conociste alguna vez- Le digo sin más.

Jean: Carolaine me mira con ojos de furia mezclados con tristeza, o al menos eso pienso. No quiero perderla, no soportaría estar más tiempo alejado de ella. Pero decido dejarla sola, no es el momento ni el lugar.
Trato de encontrar un lugar que me de la soledad que necesito ahora, y a mi mente llega el lugar perfecto, un Rancho en las afueras de Santo Domingo, mi antiguo hogar, el único sitio que me de la paz, que necesito con urgencia.

Llego tras dos horas de camino, mi madre me ha llamado varias veces, pero, ahora no quiero hablar con ella y apago el móvil. Llego al lugar y está muy solitario, se ve que hace mucho tiempo que nadie vive aquí y cada paso que doy me trae un recuerdo de ella. Desde que me mudé o mejor dicho me obligaron a irme, no había vuelto a este lugar que amo tanto.

No sé cuántas horas llevo contemplando el lugar y sumergiéndome en el recuerdo, no pienso en los acontecimientos presentes, hasta que un trueno me hace volver a la realidad y regreso a casa.

Mi madre me espera con cara de mal genio y no de preocupación, algo muy típico en ella.

- ¿Dónde estabas?

- Relajándome –

- Te he llamado varias veces y no me contestas, para colmo apagas el teléfono, he tenido que despedir a mis amigas que te esperaban –

Sonrió y no le digo nada, pues la rabia me está matando y no quiero otra discusión por el día de hoy. 

MURALLA PARA NO AMARTE MAS.Where stories live. Discover now