Epílogo

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Draco Malfoy estaba en el altar con la apariencia de Tom Felton, había practicado durante los 5 meses como debía de actuar, así que sonreía a más no poder.

Theodore lo veía con reprobación, pero los padres y hermanos de Tom lo veía con emoción e incluso la prensa estaba presente. Draco solo trataba de mantener sus pensamientos como los de Felton, usar la oclumancia lo podría delatar.

Más allá estaba el propio Felton junto a sus hijos, podría decirse que era Malfoy, se veía demasiado serio, el cabello platinado, ojos grises y el rostro mortalmente serio.

Hermione ingresó a la iglesia del brazo de Potter, ella lucía hermosa, más hermosa que en su propia boda, ahora entendía porqué Hermione quiso casarse por la iglesia... Pero él había sido necio y se lo tuvo que negar.

Durante toda la ceremonia no pudo evitar verla... Estaba preciosa, guapa, ¡oh Merlín! deseaba estar con ella para siempre, la amaba, la adoraba.

Hermione no parecía notar la diferencia entre Malfoy y Tom. Pero cada cierto tiempo se perdía en los ojos de "Draco Malfoy'' ya que a su parecer había algo en él que la llamaba.

— Me voy a poner celoso si lo sigues mirando. — Susurró su marido. En realidad Draco temía que Hermione pudiera ver más allá y darse cuenta de su plan.

— Lo siento — susurró Hermione, mientras le daba un suave beso en los labios — es que he tenido la impresión de que él eras tú, y que tú eres Malfoy.

Aquella Respuesta a Draco lo dejó sorprendido y eso se reflejó en su rostro

— ¿El vino te ha hecho daño, Herms?

— Sólo fue una copa o tres, pero no estoy tan borracha... — respondió Hermione y Draco / Tom sonrió.

— Necesitas un baño —Le susurró —huyamos a nuestra luna de miel — Draco deseaba volver a disfrutar de su adorada mujer, volver a tomarla.

Hermione asintió y desaparecieron rumbo a su luna de miel.

Siendo sincero cada año la castaña parecía alejarse de él, o eso creía él, Scorpius y Antares lo querían, él los llevaba a los set de grabación y ellos quedaban encantados con los papeles que le veían interpretar.

Él anhelaba volver a tocar su varita aunque eso de no tenerla no lo hacía débil pero en realidad hacer magia sin varita era algo difícil y solo la hacía cuando estaba completamente solo o las emociones le hacían explotar.

Hermione había vuelto a darle un hijo. Un hijo al que le hubiera puesto Abraxas, de no ser porque ahora era, o debía de actuar como un muggle en cambio llevaba el nombre de Andrew. El niño era castaño como Hermione, al principio temió por que fuera rubio y su plan se viera afectado, los ojos del pequeño eran color azul. Había hechizado a su pequeño hijo, porque había nacido con los ojos grises.

A veces se sentía muy mal, estaba viviendo una vida que no le pertenecía pero no podía negar que era feliz. Incluso a veces Theodore lo buscaba en secreto para gritarle por estar siendo un egoísta, un ególatra e imbéciles. Por seguir adelante con aquel maquiavélico plan.

Tras 15 años de matrimonio llegó a casa y notó que había ropa regada por el pasillo, ropa de mujer y ropa de hombre. Pensó que se trataría de algunos de sus hijos pero era imposible. Scorpius estaba casado con Lily Potter, ellos vivían en la mansión Malfoy. Antares estaba casada con Albus Potter— al parecer la mini-comadreja erró en su absurda predicción — vivían en Rumanía con los dragones e incluso si viniesen sería imposible que fueran a una casa ajena a tener relaciones sexuales. Entonces el que estaba haciendo travesuras era Andrew pero... Era febrero... Andrew debería estar en Hogwarts. Definitivamente la ropa no le pertenecía a ninguno.

¡POR SALAZAR Y SUS DESCENDIENTES! Su corazón empezó a latir con gran fuerza. Rezaba porque Hermione estuviera en el Ministerio y fuera alguna otra persona. Cerró los ojos cuando sostuvo el pomo de la puerta, temía aquello. La abrió lentamente, oyó risas y suspiros.

Hermione estaba completamente desnuda, sentada sobre el miembro del rubio (Felton).

— Tom, como te he extrañado. —la veía moverse sobre él cuerpo de Felton. — Te amo, te he amado siempre.

Draco Malfoy quedó perplejo, anonadado. Quería llorar y gritar. Así que así se sentía ser traicionado por la persona que amas y confías. Doloroso, era muy doloroso, ni los crucios de su tía Bellatrix le habían dolido tanto.

De pronto Hermione se alzó desnuda, caminó hasta él y lo besó en los labios

— ¿Draco? — Sonrió — tú eres Draco y él —señaló al hombre que reposaba en la cama con el miembro empalmado — es Tom Felton, lo supe hace una hora y media, y estoy celebrando — Le tomó de la mano — Ven cariño. Únetenos, hagamos un Trío. Los amo a ambos y quiero sentir los dos en mi interior.

Draco estaba conmocionado, sorprendido y ofendido. ¿Cómo es que Hermione pedía aquello? ¿Estaba borracha, o quizás drogada? No lograba creer aquellas palabras, no lograba procesar la situación.

Su respiración se hizo aún más fuerte, más dolorosa, los pulmones le quemaban, sus ojos le pesaban y ardían. Su cuerpo parecía haberse entumecido en menos de un segundo. Cerró los ojos, el sueño le invadía.

—¡Mamá! ¡Mamá! — Le parecía oír la voz de un niño, la cual parecía ser de Scorpius a los lejos, como si estuviera en un sueño. — ¡papá ha movido los ojos y los brazos!

Entonces lo recordó todo, Pansy Parkinson había ingresado a su hogar a las tres de la mañana. Había tratado de raptar a sus hijos y él junto a Hermione lucharon por detenerla. No recordaba cómo, pero habían logrado derrotarla y recuperado a su hijos. Lamentablemente, había sido víctima del filtro de muertos en vida y un hechizo que no lograba recordar. Entonces fue cuando se vio siendo infiel a Hermione. Entonces todo aquello había sido más que un sueño, todo aquello jamás había ocurrido. No existía ningún Tom Felton que quisiera robarle a su mujer.

Abrió los ojos, le pesaban los párpados, Le ardían y dolían. Todo a su alrededor era borroso...

— Her... Her... Hermione. — logró hablar y llamar a su adorada esposa.

Sintió los cálidos labios de su castaña, había tenido la pesadilla más horrible y dolorosa.

— Estoy aquí... — sintió como Hermione le acariciaba la mejilla y besaba sus labios, su voz estaba temblorosa y emocionada. — No te dejaré. Has dormido dos años y nuestros hijos ya tienen cinco años. Ve pensando cómo nos vas a compensar.

Oía las risas de sus hijos. No llevaba ni 5 minutos despierto y Hermione ya lo estaba regañando.

— Ya lo haré, solo deja que me despierte del todo, mi amor — Ver el rostro de Hermione le hacía inmensamente feliz.

El maquiavélico plan de Parkinson no había funcionado, y él no había perdido para siempre a su familia.

Fin.


Corrección realizada por Flori0877 de EditorialDramione

Maquiavélico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora