Capítulo 6

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RENACER


Otro día de duro entrenamiento.

Ya han sido 3, y se han convertido en una tortura real. Eh, y no me refiero a la que pase cuando el señor Kyros me estaba enseñando su idioma. No señor, eso, comparado con esto, eran pañitos de agua tibia.

Con el cuerpo rígido, adolorido, con hambre y con una peste que podría compararme con el lago del bosque y quedar a la par, sino igual en lo asquerosa que me encontraba; estaba yo, temblando, intentando no moverme mucho.

*Paff*

-¡auch!

Otro latigazo por parte del señor Kyros. Estoy tensando el arco lo mejor que puedo, pero aun fallo: en la postura...y...en la respiración...y en la fuerza, y en mi ángulo, y en como sostengo la flecha, ¡y en TODO MALDITA SEA! Grrr.

Antes, en mi mundo había practicado la arquería y creía que era buena. Las pocas veces que lo hice me elogiaron constantemente... pero resulta que, en realidad, doy asco. Literalmente. 

El señor Kyros me mostro varias veces como apuntar y disparar, pero es más difícil de lo que creía. Él sólito, le dio a un cuervo, que estaba en la punta del otro lado del bosque, solo para demostrarme lo cool que podía llegar a ser y la mierda que era yo ahora.

*Paff*

-Disssss.....

Siseando suave me encojo un poco perdiendo la postura y juro que esta vez lo hare mejor pero, La madre que lo pario señor Kyros, más suave, hágalo con tacto...esa mierda duele...

-Aun estas muy tensa, te inclinas demasiado y pierdes de vista el objetivo.

-¿Ah, sí? No me había dado cuenta, fíjate...

Respiro con más profundidad que antes, sostengo diez segundos y suelto. Realizo tres respiraciones aún más suaves más para calmar mi mente que divaga en como antes creía que era infeliz...que dolor...

Miro al suelo, luego al cielo, a las lunas, y después fijo mi vista al tiro al blanco que tengo delante (improvisado claro, con algo de una extraña pintura en un árbol seco). Flexiono mi espalda, mis hombros, mis brazos, acomodo mis piernas, levanto el arco y acomodo la flecha, la tenso lo más fuerte que puedo, y como si fuera un tercer brazo, permito que la flecha se deslice de mis dedos, hasta que llega a toda una esquina del blanco. Rayos.

-Bien, podemos llamarle a eso un comienzo. Practica 100 veces más. Luego podrás comer algo.

Ugh. Comer. Nada más de pensarlo, se me revuelve el estómago. Arrugo la cara y solo quisiera seguir practicando hasta desmayarme del cansancio. 

No esa sopa asquerosa, no de nuevo.

-Guuuuuuuuhhhh...Si, señor Kyros.

Suspira pesadamente y se aleja de mí hacia un árbol y se sienta.

Jo. Esto es malo. Debo de hacerlo bien esta vez. Este hombre tiene la mendiga costumbre de pararse y moverse sin hacer ruido alguno, y en cuanto nota que estoy haciendo mal la postura ¡zaz! Un latigazo. 

Que terrible...

Bien, Miah, ya deja de quejarte, hay que aprender, y quejándote no vas a hacerlo más rápido

Aunque al principio se me encalambraban las piernas, ahora casi me he acostumbrado, pero los golpes que tengo, me lo hacen pensar dos veces antes de tensionarme demasiado. Ufff, tengo las manos llenas de callos y cortes, pero todo sea por aprender. 

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