Capítulo 8

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DESCUBRIENDO



Que frio.

Hace tanto frio que creo que está a punto de darme un ataque de hipotermia.Solo me queda colocar mis manos protectoramente en mi pecho para traer un poco de calor a mí misma.

-¡OOOooooiiiiiihhhh!... ¡QUE FRRRRRRIIIIIIOOOOOOUUUU!

Y no, no estoy congelándome. Solamente estoy haciendo un berrinche por tener que bañarme con el agua fría del lago, y para rematar con esta ropa tan pesada, porque en esta época/lugar (¿?) no existen los vestidos de baño, solo túnicas enormes. Respiro profundo y me zambullo para cruzarlo, y no es que requiera mucho tiempo debajo del agua, solo cinco brazadas y ya estoy al otro lado. Es tan pequeño... 

Salgo a la esquina más baja caminando un poco, desestabilizándome con las piedras.

-Aun te queda un poco más. Las flores sigu-

-¡QUE MOLESTO! ¡YA LO SE! Grrrrrr

Ngggn, s i las miradas matasen. Que molesto. Debería de venir a probar un poco de las zambullidas. YO MISMA se las haría probar. Grrr. 

Con eso en mente y una última mirada asesina, vuelvo a zambullirme.

Resulta que todo comenzó después de que terminara con esas raíces hace tres días. Mon y yo nos íbamos a dirigir hacía la aldea de nuevo, pero en cuanto nos paramos del riachuelo, el señor Kyros venía corriendo hacía nosotras, con una cara de preocupación que nunca había visto. Fue tanto el alivio al verlo que se me fueron las fuerzas de las piernas y termine en el suelo. El señor tuvo que cargarme en caballito todo el recorrido (menos mal y no fue en su hombro) mientras nos daba una regañina y un terrible sermón sobre cuán insolentes y estúpidas podíamos ser un par de mocosas, alejándonos de esa manera de la aldea.

Mon, por supuesto estaba mortificada y asentía a todo lo que el señor le decía, pero yo solo venía sonriendo por todo el recorrido. Estaba tan contenta de verlo que no me importo que estuviera de mal humor por mi osadía; lo único que hacía cada vez que alzaba la voz era abrazarlo más fuerte y aspirar su dulce aroma a césped recién cortado, parecía que eso lo calmaba por ratos...

Hombres... ( :v )

Al ver que ambas estábamos cubiertas de moho y cenizas, ordeno que prepararan un baño caliente para las dos, en especial para mí. Me dolía todo el cuerpo. Y Sin felicitaciones ni una palmadita en la cabeza por mis logros.

Llenaron unos recipientes para que nos bañáramos, lejos de la aldea, y cuando conseguí que la primera taza de agua caliente cayera por mi espalda solté un gritico. Cosa gloriosa es cuando todos tus músculos se relajan y sientes que te derrites del placer. Internamente aún estaba un poco nerviosa, parecía irreal toda esta situación y entonces recordé que así pudo haber sido, el haber ido a las termas con mis compañeros de trabajo. 

¿Cómo estarán? Espero que no cometan muchos errores mientras no estoy. Apuesto a que la sala de urgencias tiene que estar echa un lío. Suspiro pesadamente mientras dejo que el agua siga llevándose la mugre. Oh, qué asco, ahora que lo pienso llevo más de tres semanas sin un baño. Mataría ahora por un jabón, pero, como la situación tiene cara de perro, me toca solo sobarme con unos trapos para que el mugre abandone mi piel. Me baño lo más rápido que puedo porque el viento que sopla hace que mi cuerpo se enfrié y que solo desee querer meterme en las tinas con agua. 

De repente, Mon grita y cuando volteo a verla, está en el suelo mirando hacía donde estoy, como si hubiera algo monstruoso cerca. Inmediatamente me volteo y tomo una daga que deje en el piso y apunto detrás de mí, donde no hay nada. Arrugo el entrecejo.

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