—Ahora quiero que me folles.
Observo a la persona frente a mí: sus ojos posados sobre los míos, su cabello despeinado, sus brazos puestos en mi abdomen y la excitación notoria tras mis palabras.
Luego de una velada en la que nos paseamos de un lugar hacia otro, riendo, bebiendo y fumando juntos, sólo puedo pensar en una cosa para terminar de hacer ésta una buena noche. Quiero tenerlo, tocarlo y hacerlo mío.
Las sensaciones producidas tras rozar las yemas de mis dedos con su piel desnuda, sujetar su cabello y jadear ante el placer y la falta de aire, me hacen sentir feliz y amado.
—Te quiero —le digo al espejo frente al que me encuentro.
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Anónimo
Short StoryEl valor de las ideas fugaces y la inspiración momentánea. Las ganas insoportables de querer escribir algo y no estar cómodo hasta haberlo hecho. La combinación de la música seductora, el café y la incertidumbre de la noche. Todas estas condiciones...