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—¡Vamos, Park! ¿¡Qué esperas para hacer lo que te digo?!

Caigo desplomado al suelo. Mis pulmones arden, mis piernas queman como el infierno. No puedo más; sí éste sujeto me sigue presionando de este modo, no podré más.

Mi vista es cada vez más borrosa. Mis brazos y piernas se estremecen por el esfuerzo. Lo único que puedo ver, son las piernas de éste imbécil, parado a mí lado.

Lo odio. Con cada célula de mí organismo, lo detesto.

Una gota de sudor cae al suelo de parqué de la sala de baile.

—¡Park! ¡Arriba! — su voz estridente ya de por sí es insoportable. Pero, si ya no es suficiente que no lo soporte, él se agacha a mi lado y me observa con desprecio. Yo sólo puedo verlo por el reojo, jadeando y mareado hasta la médula—. ¿Qué pasa? Se supone que eres un niño dulce y adorable; no tienes derecho alguno de intentar asesinarme con la mirada. — él idiota se ríe con desidia. Me empuja de tal forma que vuelvo a desplomarme sobre el piso. Él se incorpora y me observa con asco. De pronto, señala hacia la puerta—. Vete.

¿Qué? Estoy lo suficientemente consciente como para percatarme de su mirada petulante. Me incorporo como puedo del piso, buscando enfrentarlo con la mirada. Tengo que apoyarme sobre mis rodillas un par de segundos, buscando aire. Me incorporo con lentitud.

—¿Qué dijo? — sueno jadeante. Agotado...

—Que te vayas, ya no me sirves por hoy. — sentencia, con un ademán de su mano que denota fastidio. Peina su cabellera pelirroja y me observa por encima de su hombro—. Prepárate para la próxima semana, tendrás que convencerme para que te deje entrar en la siguiente clase...

—No puedes hacer eso, yo-

—Park, vete de mí clase, si no quieres problemas después.

Me quedo helado, observándolo con mirada asesina. Presiono mi mandíbula con fuerza, aprieto mis puños. Intento calmarme. Simplemente, intento no lanzarme sobre éste sujeto.

—Profesor Jung...— siento nauseas de sólo decir su nombre. Odio que lo hayan ascendido. Odio que él idiota haya pedido mi grupo, sólo para hacerme la vida imposible. Traqueo mi cuello e intento controlar mis impulsos—. Mí horario aún no ha terminado...

—Tu horario lo decido yo, Park. — se cruza de brazos, se planta frente a mí y me observa con una sonrisa ladina—. Así que, sí no has entendido, te explico— relame sus labios y sonríe de manera pedante, tanto, que un impulso por estampar un puñetazo en su rostro me invade—. Si yo quiero que te vayas, te vas. Sí yo quiero que te partas una pierna, lo haces... ¿Entiendes?

¡Voy a matarlo! La ira que me invade no es común. Lo fulmino con la mirada. Luchamos con nuestras miradas por un par de minutos, pero, ya me harté. No le contesto nada. Sólo me giro, camino hacia mi bolso y lo lanzo hacia mi bolso. Salgo hecho una jodida furia.

Salgo de la academia de baile y camino calle abajo, lejos de ese sujeto. Busco la manera de serenarme, antes de que lo muela a golpes.

Odio a Jung Hoseok.

Odio que sea un imbécil.

Odio que sea el ser más asqueroso del mundo.

Odio que exista cerca de mí.

Odio que una persona tan maravillosa como lo es Yoongi, haya regresado con ese sujeto.

Appearances, Yoonmin. |MiniFanfic|  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora