Cita 21: Midoriya Izuku.

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—¿Eh? ¿Nunca has estado en un Raccoon Café? —preguntó Midoriya sorprendido. Asentiste por su pregunta. Era verdad, nunca habías ido a un café con una temática así, es más, ni sabías que existía un café con mapaches. 

Levantaste la mirada hacia el gran letrero encima de la puerta de entrada, pero tuviste que entrecerrar los ojos por los rayos del sol que te cegaron por un momento. Antes de abrir por completo los ojos, escuchaste la risa enternecida del de pelo verde burlándose de ti.

—¿De qué te ríes? —preguntaste cruzándote de brazos y empujándolo para hacer la broma, eso hizo que el chico se riera más—. Oye, no te burles.

—Es que hiciste una mueca muy graciosa cuando miraste hacia arriba —dijo tomando tus manos para que dejaras de golpearlo—, como Gudetama.

—¡Qué malo! —Te "ofendiste" y le diste un empujón por su comentario, el chico pidió perdón, pero aún se mantenía riendo por tu comportamiento—. ¿Te estás tomando muchas atribuciones, no?

En cuanto dijiste eso, el chico paró su risa y su rostro cambió a uno de preocupación. Te diste cuenta de la postura que estaba tomando el chico, reíste internamente. No querías molestarlo, pero era tan tierno.

—No... no, yo no quería que se molestara, [Apellido] —habló entrecortado, toda su actitud juguetona había desaparecido en el momento que te vio "molesta". Sentiste un poco de culpa. Como seguías de espaldas a él, te diste la vuelta y volviste a dar un empujón.

—Es broma. —Le tomaste el brazo, haciendo que el chico enrojeciera—. Además, no vuelvas a llamarme de usted. Hazlo como antes, tuteame—. El chico te dio una sonrisa amena y asintió a tu comentario—. Bien, entonces entremos. Ya quiero ver a los mapachitos.

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—¡Eso no es un mapachito! —Te sorprendiste por el tamaño del mapache que se había puesto en frente tuyo—. ¡Eso es un mapachote!

El pecoso agarró al animal que estaba encima de la mesa y lo dejó en el suelo, a un lado para que así el mesero les dejara las cosas que habían pedido respectivamente. Suspiraste calmándote, en verdad era el más grande del local y cuando se puso encima de sorpresa te asustaste.

—Es verdad —dijo Midoriya después de haberle agradecido al mesero por los alimentos—, pero mira, allí hay uno chiquito.

Cuando dijo eso, trató de llamar al pequeño mapache que estaba en otra mesa vacía a unos metros de ustedes con un par de migajas de comida que había comprado especialmente para los animales. El mapache levantó el cuerpo sintiendo el olor y saltó de la mesa para ir corriendo a tomar la comida de las manos de Izuku.

Parecía ser que el pequeño animal era un bebé, pues su estatura era totalmente diferenciada a los otros.

—Qué tierno. —Miraste como el chico levantaba con las dos manos al animal, que no le importaba ser molestado si tenía comida en las manos. Tus ojos brillaron, tenías la mejor escena frente a ti—. Ah, y el mapache también.  

Midoriya entendió a qué te referías y su rostro se encendió por la vergüenza que le estaba dando. Reíste por su actitud, era demasiado tierno para este mundo. Ibas a hablar, pero sentiste un peso que cayó en tus hombros y se quedó allí. Giraste tu cabeza para darte cuenta que el mapache gigante se había subido a tu espalda.

—¡Ah! ¡En serio que pesas! —gritaste poniendo los codos en la mesa para sostener el peso extra. Viste al peliverde dejar de lado al pequeñín y pararse para poder ayudarte. Sacó al animal de tu espalda y lo dejó en una de las enredaderas que tenían para jugar—. Siento que me dislocó la columna.

—¿Estás bien? —dijo el chico mientras acariciaba tu espalda para calmarte.

—Sí, estoy bien. No te preocupes, puedes sentarte. —Él entendió y asintió para luego volver a sentarse en su lugar. Le sonreíste agradeciéndole por su preocupación—. Ya, mejor comamos, o sino los mapaches se lo comerán. —Midoriya miró hacia otro lado, un poco nervioso—. ¿Qué pasa? —El chico apuntó tu plato, donde supuesta mente estaría tu comida, pero estaba vacío—. ¡Mi comida!

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—Gracias por acompañarme hasta casa, Midoriya —agradeciste por sus molestias de venir a dejarte, pues vivía relativamente lejos de donde tú vivías.

—No te preocupes —respondió un poco nervioso. 

Era de noche, habían pasado toda la tarde dentro del local divirtiéndose con los animales; y como el chico no quería que te pasara nada, decidió acompañarte hasta que estuvieras a salvo.

—Me divertí mucho, muchas gracias. —Tomaste la mano de Midoriya y te acercaste al rostro del chico. Antes de darle un beso, viste como él cerró los ojos como si estuviera esperando que le dieras el beso. Sonreíste, y para molestarlo cambiaste la dirección para darle un beso en la mejilla. Al separarte, Izuku abrió los ojos, parecía un poco decepcionado, pero no le dirías nada—. Nos vemos, Izuku. 

Te despediste de él, y mientras abrías la puerta él también se despidió. 

Cuando estabas ya dentro, miraste por la mirilla de la puerta para ver si se quedaría allí o se iría rápido, para tu suerte se quedó parado mirando la nada, con una mueca de tristeza. No soportaste más, así que tomaste todo el valor y decidiste salir de nuevo. Y antes de que el chico se fuera, abriste rápidamente la puerta y te acercaste a él para darle un beso fugaz en los labios. 

El chico no alcanzó a reaccionar, y tú ya estabas de vuelta dentro de casa, dejándolo totalmente avergonzado y sonrojado.

Mordiste tu labio al ver la reacción del chico por la mirilla de la puerta, tenías ganas de volver a darle otro beso, pero te aguantarías hasta la próxima cita.

Cita 21: ??/10

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora