Límites

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El nudo en la garganta crece día a día aumentando la ansiedad. A veces me pregunto hasta dónde llegará la soga que tira de mi cuello obligándome a ser algo que no quiero. Cuanto llegaré a aguantar antes de querer hundirme en la santa sangre.

No creo que los motivos cambien. No creo en cambiar yo, y mucho menos lo harán los demás. A veces siento que el círculo oscuro que me atrapa se va por un momento, solo para engañarme por un tiempo y volver recargado para destruirme por dentro. 

Un volcán estalla, el corazón bombea sangre azul porque hace rato que esta congelado. Ya no siento amor, y también lo siento amor. Lo siento a todos por entender tan bien mis realidades.
A veces siento que vine al mundo para que otros aprendan a vivir. Quiero que se den cuenta que despertar no es solo abrir los ojos. Estar dormido no es soñar y vivir no es respirar. 

A veces siento tanto dentro que no se como emitir sonido y lo guardo, hasta que después respiro fuego y el fénix dragón emerge mediante mis palabras.

¿Como les explico que la vida es más corta de lo que imaginamos? ¿Como les explico que hay más por descubrir? ¿Como les explico que hay momentos en los que no quiero existir más?
No es lo mismo el deseo que el acto. Uno piensa, piensa y piensa hasta que se queda sin señal en la cabeza, y lo único que desea es despojarse de los malos pensamientos. Ahí es cuando uno recurre a la pulsión de muerte, la famosa y vieja historia suicida que no se concretara. Pero morir no es más que desear terminar con el dolor. Y si hay dolor es porque hubo amor. Entonces cómo retroceder? 

Uno conoce sus límites. Uno ve sus límites, prueba y lucha contra sus fantasmas cada día para despertarse y sentir que amanecer es tener una nueva oportunidad. Todo sucede dentro del inconsciente que ata y oprime para dejarnos ser. Pero créeme, tapar la luna con un dedo no dura para siempre. Mejor arder en llamas antes que desvanecerse.  

Mis VeintitantosWhere stories live. Discover now