La amiga soltera.
—¡Necesitas sexo, Ginny Weasley! ¡Y lo necesitas ya!
La exclamación sin censura de Luna resonó en aquel pequeño bar muggle en que se habían detenido para tomar un café antes de regresar a casa después de un largo día de compras en el callejón Diagon
—¡Luna!— chilló Ginny hundiéndose en su silla mientras el bar quedaba repentinamente en silencio y más de un hombre se volteaba a verla entre divertidos e interesados. Su rostro pálido y pecoso adquirió un tono rojizo que competía con el color de su cabello.— ¿Puedes hacerme el favor de bajar la voz? No quiero que todo el mundo se entere sobre mi vida sexual.
—¿Vida sexual? ¿Cuál vida sexual?—se desesperó la muchacha clavándole sus inmensos ojos claros.
—Hermione... — Ginny miró suplicante a su otra amiga, la cual permanecía en silencio con una pequeña sonrisa en los labios.
—¿Qué quieres que haga linda?—se encogió de hombros la castaña antes de tomar un sorbo de café— Luna tiene razón, necesitas una relación, preferentemente una que tenga mucho sexo. A ver si así te sacas esa cara de amargada.
La pelirroja apretó los labios con fuerza ¡Justo lo que necesitaba para que su día fuera perfecto! Que hasta su amiga más sensata y recatada estuviera apoyando las ideas alocadas de Luna. Contó hasta diez con mucha lentitud mientras se aferraba con una fuerza innecesaria a su taza de café, aunque lo cierto era que le hubiera gustado hacer lo mismo en los cuellos de sus queridísimas amigas.
—Bien— aceptó en voz muy baja— Supongamos que creo que tienen razón. ¿Qué esperan que haga? ¿Qué me lance a los brazos del primer idiota que se me pare enfrente? ¡No, gracias!—Agitó una mano molesta— prefiero seguir juntando telarañas allá abajo.
—Vamos Ginny—dijeron a dúo Hermione y Luna poniendo sus caritas más compradoras.
—Ya dije que no— Se cruzó de brazos. Todo aquello comenzaba a molestarla de verdad. Tenía veintiséis años y un trabajo que le encantaba como corresponsal de deportes en el diario Profeta, era una mujer independiente y feliz. ¡No necesitaba ningún hombre en su vida para que se la complicara! Era feliz así como estaba, sin tener que preocuparse por citas ni ninguna otra tontería relacionada con la testosterona.
Pero por lo visto sus amigas no pensaban igual, aquellas dos – dos mujeres felizmente comprometidas - no paraba de recordarle su estado civil y los beneficios de estar en pareja. Desde el último mes, a las dos se le había entrado en la cabeza el bichito de "vamos ayudar a la solterona de Ginny". Y desde entonces no habían parado ni un segundo. Le había regalado cosméticos muggles y pociones para el cuidado de la piel y del cabello, también habían llenado su armario de vestidos demasiado provocativos como para ser usados por una mujer decente.
¡Estaba harta! ¡¿Desde cuándo ser soltera era algo malo?!
—El problema es que a los veintiséis años, tú ya has renunciado a buscar tu príncipe azul—le respondió Hermione, y la pelirroja se preguntó si había utilizado Legeremancia con ella o simplemente la conocía demasiado.
—Los príncipes azules no existen Hermione—resopló —Ustedes dos se quedaron con los últimos que daban en el mercado.
—Ginny...
—Enserio chicas, estoy harta de besar sapos con la infantil esperanza de que se vuelvan tipos sexys y súper caballerosos. Estoy cansada de todas esas tonterías— meneó la cabeza mirándolas con determinación— Se los dije hace un año y lo repito ahora: Ginevra Weasley renuncio oficialmente y para siempre a los hombres.
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La jodida soltería. [Harry&Ginny]
FanfictionEl silencio y las inseguridades de la juventud los han separado y ahora sus entrometidos amigos los volverán a reunir. Lo que prometía ser la cita más horrible de sus vidas, pronto se convertirá en La Cita de sus vidas. Los personajes son propiedad...