Verdad.

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Capítulo 9.

Verdad.

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Cuando Hermione llegó al apartamento que compartía con Ron, los efectos de la poción multijugos que había bebido estaban desvaneciendo.

Cuando Ron alzó la vista del diario que leía, se encontró a su prometida atrapada en un uniforme de mesera unos cuantos talles más pequeño. Sin duda su cuerpo era muy diferente al de aquella chica de 18 años que había suplantado en aquel pub donde Harry y Ginny habían bebido y jugado billar.

—¿Harry y Ginny no te cacharon?

—Nop—sonriente comenzó a cambiarse de ropa bajo la atenta mirada de su novio que la esperaba en la cama.

—¿Cómo sabias que irían al bar en lugar de ir a cenar?

—¿Ginny cara a cara con Harry? Era obvio que iría por un trago.

—Obvio para ti—suspiró —Pero ¿no se supone que ya habíamos intervenido demasiado? ¿Que esta noche era cosa de ellos?

Hermione se sentó junto a Ron.

—Se que le dije eso a Matt, pero solo lo hice para que no estuviera de chismoso.

—¿Acaso no fue eso lo que hacías tu?—sonriendo de lado la rodeó con un brazo.

—¡Claro que no!—Aunque su voz sonó indignada, dejó que la mimara mientras jugueteaba con su cabello—Sabía que necesitaban un último empujón, en especial Ginny.—dijo al tiempo que recordaba la conversación que habían tenido en el baño del pub.

—Solo tú sabrías eso...

—Como sea, ahora están cenando y estoy segura que todo terminará bien para ellos.

O al menos para eso cruzaba sus dedos. Había estado allí mirándolos jugar billar mientras hablaban, y entre más los observaba más segura estaba de su plan. Por primera vez en meses había visto la sonrisa brillante de Ginny. Y ni hablar de Harry, él sencillamente era feliz.

Si, no negaba que tuvieran una extraña forma de coquetear, que consistía básicamente en tomarse el pelo mutuamente, pero era increíble como lograban funcionar juntos.

Se complementaban, lo habían hecho años atrás, y lo volvían a hacer ahora casi sin darse cuenta.

Ansiosa se acomodó junto a Ron, demasiado emocionada como para dormirse. Se moría de ganas de saber que estaría pasando, pero no tenía más remedio que armarse de paciencia y esperar hasta el día siguiente, cuando todos se reunieran en la Madriguera a almorzar. Sin duda sería una celebración de lo más interesante.

Se quedó dormida pensando en el incidente del borracho que la había nalgueado y en la increíble patada de Ginny.

*.*.*

Hasta el momento el silencio incomodo no había sido parte de aquella cita. Pero el silencio que se instaló entre ellos fue algo difícil de sobrellevar. Harry la miraba de reojo mientras caminaban hacia el restaurante, preguntándose en que pensaba bajo esa expresión de póker. Podía usar sus habilidades de auror para poder saber que tanto pensaba, pero se contuvo. Ella no era un vulgar criminal ni nada parecido.

Jamás había creído que llegaría a besarla, obviamente si había soñado despierto con una situación similar, pero sin dudas jamás había pensado que tendría el valor suficiente para hacerlo. Ginny estaba en un pedestal para él, uno en que el mismo la había colocado. Era perfecta. Besarla había sido como tocar el cielo con las manos. Para él la gloria, pero ¿y para ella?

La jodida soltería.  [Harry&Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora