Capítulo IV

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Liz le indicaba donde se encontraban su habitación, Asuna aún se encontraba nerviosa sus manos lo reflejaban y en su camino trato de recordar para partir mañana en la mañana.

—Aquí es-

Era una enorme habitación para el gusto de Asuna, dio las gracias y se despidió con una reverencia. Al igual que su otra habitación tenía un balcón y no podría escapar de una gran altura. Se acomodo en la cama dispuesta a dormir y noto su vestimenta que era inadecuada para dormir bien, pero que podría hacer ¿dormir en ropa interior? Por supuesto que no...o podría hacerlo y abrigarse con su nuevo abrigo ya que este era de tipo largo. Asuna se dio un pequeño golpe en la mejilla por la idea que acaba de pensar.

. . .

Asuna penso que padecía de insomnio, nuevamente no podría conciliar el sueño tal vez se debía que dormía en un lugar desconocido para ella. Como costumbre miro en el balcón viendo un pequeño jardín para pasar el rato ya que solo había bancas y cuando mucho sólo como diez arbustos de decorado, se encontró con él de nuevo y su mirada se encontró con la suya. Por primera vez él sonrió, nunca vio algo similar la timidez se adueñó de Asuna y volteo de lado o más bien huyó del balcón para adentrarse a la habitación. Prendió la lámpara de mesa y se sentó en la cama esperando que el sueño llegará a ella. Se sobresaltó al escuchar que tocaban a su puerta ¿sería el aire? No era posible el balcón se encontraba cerrado. Con paso inseguro se acercó y se encontró de nuevo con ese sujeto que sin ningún permiso entró.

—Se puede saber ¿porque sigue despierta?-

—yo...no puedo...dormir-

Él miro sus manos notando el nerviosismo y llego a la conclusión de que sería por estar aquí o habría alguna otra razón por ejemplo; su presencia.

—Estas nerviosa-

No hacía falta ninguna palabra para responder. Peligrosamente se acercó a ella cortando la distancia y noto como tenía su abrigo y por supuesto Asuna se ruborizó notando su acercamiento...

—¿que pasa?-

Y nunca espero aquello, podría mentirle diciéndole que no se sentía muy cómoda y así podría irse e tratar de descansar...

—por favor no me mienta- con suavidad tomó de su mano —puedes confiar en mi-

Y Asuna no pudo mentir. Le contó la verdad a medias sólo diciendo que no tenía permiso de salida y dio su escapada nocturna y que tendría que volver mañana en la mañana. Él sonrió de nueva cuenta y quiso ayudarla ¿porque? Algo en ella la atraía y no sólo se trataba de aquello que su cuerpo pedía a gritos. Estar en su habitación es un peligro para él mismo y no quería asustarla, sin previo aviso abrió la puerta y aún sosteniendo su mano. Salieron de la habitación.

. . .

Asuna descubría que él gusta de caminar por la noche y más si se trataba de estar con la naturaleza, por un momento quiso pedirle de favor que la regresará a su hogar, pero no tuvo valor para ello y ahora disfruta de una tranquila caminata por su jardín en su compañía. De cierta manera esto la tranquiliza y él logró notarlo y reprimió una sonrisa. Nuevamente aquello volvió a su cuerpo y solo había una cosa que podría hacer para aliviarlo de momento. Se detuvo y Asuna quedó unos pasos adelante de él, de su bolsillo tomó un pequeño frasco y gracias a la oscuridad Asuna no logró visualizar lo que bebía de ese frasco. En sólo un instante se recompuso —de momento— tal vez se debía a esa chica que ahora mismo sus ojos se notan preocupados por él. Dio la mejor de sus sonrisas.

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