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Y todos se rieron, y no comprendía porque, mire a mí alrededor sintiéndome un poco incómoda y sonreí. Los ojos mieles de mi madre brillaban, la pelirroja cabellera de mi hermana estaba recogida y allí estaba yo… “más pálida que el papel” siendo casi invisible y Harry no me hacía sentir de esta manera. 

—¡He pensado en hacerme un tatuaje! Cientos de ellos

Aparté la vista del plato de comida que apenas había tocado cuando escuché la voz de Travis y miré al prometido de Emma sonreír con gracia. Todos volvieron a reír pero supe que él no estaba bromeando y sonreí tímidamente una vez más. 

—¿Qué? –pregunto Emma— 

—¿Dejarías de quererme si me hago un tatuaje? 

—¡Nada de eso! –exclamó mi madre— Ninguna de mis hijas se casará con un sujeto tatuado –ladeó la cabeza— Mucho menos tú –me miro— 

La miré y mis mejillas ardieron. Harry tenía muchos tatuajes y odiaba tanto las cenas familiares, odiaba que mi madre intentara decidir mi futuro. Emma me miro, mis hombros se hundieron y deseé el súper poder de desaparecer. 

—No la molestes 

La voz del marido de mi madre se escuchó y agradecí lo que estaba diciendo. Nunca había sido muy buena con Nicholas, nunca lo había aceptado del todo y me parecía sorprendente que después de tantos años… aun estuviera intentando ganarse mi cariño. 

—Bien –rodó los ojos— ¿Por qué no nos cuentas acerca de tu viaje a Inglaterra, cariño? –dijo divertida— 

—No hay mucho que decir –desvíe la mirada— 

—¿No hay mucho que decir? –pregunto Travis— ¿Has ido a Inglaterra y no hay mucho que decir? –rió— Vamos, debe ser una broma

—Bu… bueno –tartamudeé— Es muy bonito 

—¿Y has conocido a alguien? –pregunto Emma con un tono burlón— 

—¿Qué pasa con ustedes hoy? –baje la mirada— ¿Por qué de repente tienen tantas preguntas? 

Travis se echó a reír junto con mi hermana cuando se percataron de mi nerviosismo y del rubor en mis mejillas. 

—Debe ser un buen chico por la manera en la que te has puesto

—Basta –tragué saliva— No hay ningún chico, ¿bien? 

—¿Y qué pasa con Charlie? –rió mi madre— Ayer se ha ido muy molesto, no quiero ni imaginar que pudiste haberle dicho 

Nicholas quiso reírse pero lo mire y aquella risa se ahogó. Los muchachos nunca fueron lo mío y entonces Harry aparecía, y me amaba… y era casi milagroso que alguien pudiese enamorarse de mi malhumor, sarcasmo e ironía. 

—Me alegra que estés de vuelta, Fátima –dijo Nicholas— Tu madre me obligó a buscarte por toda California –sonrió— Sabía que estarías bien 

—Es bueno saber que tú confías en mí –ladeé la cabeza— 

—Todos confiamos en ti –dijo mi madre— Es solo que eres nuestra pequeña

Travis asintió con la cabeza sujetando la mano de Emma por encima de la mesa. Lo echaba tanto de menos, quería saber que estaba haciendo… ¿Por qué no estás aquí conmigo? Tragué saliva y sonreí. 

—Tengo veinte años

—Creo que tu madre se refería a tu estatura –bromeó Travis— 

—Que gracioso –sonreí rodando los ojos— 

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