40

213 4 0
                                    

Habían pasado exactamente dos semanas y las piernas me temblaban mientras buscaba entré mi bolso la lista del supermercado. Odiaba que mamá me dejara esta clase de quehaceres, era torpe y con facilidad podía confundirme, y perderme. 

—Disculpe –murmure— ¿Podría decirme dónde están los lácteos? 

Uno de los empleados me dedicó una pequeña sonrisa y dejó todo lo que estaba haciendo solamente para ayudarme. 

—Pasillo cinco –sonrió— 

—Gracias –susurre— 

—No hay de qué 

Continué con mi camino, empujando el carrito del supermercado. Lo primero en la lista era fácil de encontrar y no me pareció tan complicado. Pocas veces visitaba ese lugar y con suerte podría recordar. Mantuve la mirada clavada en la lista hasta que otro carrito chocó con el mío tan violentamente que un escalofrío recorrió mi cuerpo. 

—¡Hey! –exclame molesta — Fíjate por dónde vas, idiot…

Me atreví a levantar la mirada y lo siguiente que encontré fue sorprendente. Él estaba mirándome, casi estaba riéndose de mí y si creí que las cosas no podían empeorar… definitivamente me había equivocado, había caído en un grave error al pensar eso. 

—Eres tú quien no se fija en el camino

—¿Qué demonios estás haciendo aquí, Harry? 

—Yo también me alegro de verte, preciosa –sonrió— 

—Dios, ¿Estabas siguiéndome? –pregunte— ¿Cómo me encontraste? 

—¿Qué importa cómo? –rió— 

—¿Estabas siguiéndome? –murmure— 

—No –sonrió— En realidad necesitaba comprar unas cosas 

Observé su carrito de compras y noté que él llevaba una caja de preservativos. Mis mejillas ardieron en cuestión de segundos al creer que todos estaban mirándonos en ese lugar y luego fruncí el ceño. 

—Eres un idiota –dije sin más— 

—¿Qué? –rió— 

—¿De qué te ríes? ¿Esto te parece gracioso? 

—Eres graciosa cuando te molestas conmigo 

—Vale –suspire— ¿Qué haces aquí? 

—He venido a comprar como todos lo hacen, amor –sonrió— 

—¿Preservativos? –pregunte molesta— 

—He venido a verte –me miro— Supongo que vamos a necesitarlos 

Las abejas asesinas se hicieron presentes en mi estómago, él había notado el rubor en mis mejillas y ahora intentaba acercarse. Después de dos semanas sin haber llamado, ¿Creía que podía aparecer de aquella manera? 

—No puedes quedarte –murmure— 

—¿Por qué no? –pregunto— 

—¿Crees que con venir todo se arreglaría? –lo mire sonriendo— Las cosas no son tan fáciles como crees, Harry 

Intenté continuar con mi camino pero lo cierto era que, no podía hacerlo… no cuando Harry Styles estaba en California, en el mismo sitio que yo, con una caja de… ¡Basta! Ni siquiera podía pensarlo bien. 

—Querías que viniera, ¿no? –dijo caminando detrás de mí— 

—Lo quería hace dos semanas 

What about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora