Capítulo 34

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Nueve de la mañana del día siguiente.

Karol se removió en la cama, y aún con los ojos cerrados murmuró algo inaudible y se llevó las manos a la cabeza.

-¿Te encuentras mejor?

Cuando escuchó aquella voz, estuvo a punto de sonreír pensando que había pasado una de las mejores noches de su vida con Ruggero, pero después de procesar el tono de aquel sonido se dio cuenta de que no era la voz de quien ella pensaba.

Abrió los ojos de repente y se encontró a Tom frente a ella, de pie, a un lado de la cama.

-¿Qué...?-murmuró ella, echando un vistazo a la habitación, confundida-¿Dónde estoy?-preguntó-¿Qué ha pasado?

-No lo sé exactamente-respondió Thomas-Ayer te desmayaste.

-¿Có...Cómo que me desmayé?-preguntó, aturdida.

-Te iba a llevar a casa y de repente te viniste abajo. Si no te hubiera cogido te habrías llevado un buen golpe en la cabeza.

-¿Y...? ¿Pero...?

-Tranquila. ¿Necesitas beber algo? ¿Comer? ¿Lo que sea?

-¿He pasado la noche aquí?-volvió a preguntó, esta vez asustada.

-Sí, ¿Por qué?

-Oh, Dios...-se levantó de inmediato de la cama y se percató de que llevaba puesta una camiseta que no le pertenecía. Sería de Tom, seguramente. Se miró de arriba abajo y el corazón se le disparó-Tom... ¿Qué... Que hemos hecho?

-Oh...-Thomas rió-Cariño-se acercó a ella y le acarició la mejilla-No hemos hecho nada. Te traje a casa, te puse esta camiseta para que estuvieras más cómoda y luego te dejé en la cama para que descansaras. No pienses cosas que no son. Ayer lo dejamos todo claro.

Karol soltó un suspiró. Sintió un gran alivio en su interior pero luego se acordó de Ruggero y todo el mundo se le vino sobre los hombros.

-¡Ruggero!-gritó-¿Le avisaste?

-Em... No.

-Dios mío-cogió sus cosas y se metió en el baño, donde se cambió en un minuto-Debe estar como loco buscándome-sacó su móvil del bolso a toda prisa y se dio cuenta de que estaba apagado.

-Se quedó sin batería-le informó Tom.

-¿Me dejas llamar desde el tuyo?-le pidió, presa de la impaciencia.

-Claro-se lo sacó del bolsillo y se lo entregó. Karol marcó el numero de Ruggero lo más rápido que pudo y se llevó el teléfono al oído.

-¿Sí?

-¿Ruggero...?-preguntó ella, temerosa.

-¡Karol! ¡Soy Agustín!

-¿Agustín?-enarcó una ceja-¿Y... donde está Ruggero?

-Creíamos que te había pasado algo. ¿Estás bien?

-Sí. Sí, tranquilo. Pero por favor, pásame a Ruggero. Necesito hablar con él.

-¡Ruggero!-gritó Agustín-¡Ruggero!-volvió a gritar-Es ella. Te dije que estaría bi...

-¡¿Karol?!-gritó cuando le arrebató el teléfono a su amigo.

- Rugger, soy yo, Karol-habló ella, luego trató de disculparse-Lo...

-¡¿Dónde demonios estás?!-le preguntó de inmediato, sin dejarla hablar-¡Llevo toda la noche buscándote! ¡¿Sabes lo preocupado que he estado Karol?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Tom te ha hecho algo?!

- Ruggero, Ruggero, tranquilo. Estoy bien-le dijo ella, tratando de calmarlo.

-¡¿Pero dónde estás?!-siguió preguntando-¡¿Dónde has pasado la noche?

-He estado...-se paró unos segundos a pensar las consecuencias que traería decirle a Ruggero donde había pasado la noche, pero no quería mentirle, y al fin y al cabo no había hecho otra cosa que dormir-Bueno, yo... Tuve...

-¿Karol?-notó la inseguridad en el tono de voz de ella.- Karol ¿Dónde has dormido?

-En... En casa de Tom-Karol tragó saliva-¡Pero no ha pas...!

-¡¿Qué, que?!

-¡Ruggero, no ha pasado nada, ¿vale?! Solo... Yo...

En aquel momento, la sangre que circulaba a toda velocidad por las venas de Ruggero desde que Karol había salido de casa el día anterior se paralizó. Sintió como todo su interior se revolvía. Le entraron ganas de vomitar. No sabía que creer. Todo se había vuelto borroso de repente.
De un impulso cortó la llamada y echó a Agustín de su casa.

-¿Ruggero?-preguntó Karol al otro lado del teléfono, pero no se oía más que una série de pitidos. Ruggero había cortado la llamada

-¿... Ruggero?-Repitió, con los ojos húmedos. Luego miró el teléfono y comprobó que la llamada había finalizado.

-Ha imaginado cosas que no son, ¿Verdad?-interrumpió Tom, arrebatándole su espacio.

Ella trató de contener las lágrimas y asintió.

-Tengo que irme. Necesito hablar con él y contarle todo lo ocurrido-pasó por el lado de Tom pero él la zafó del brazo.

-Entonces... Supongo que no volveremos a vernos. El vuelo que Leonardo y yo cogeremos hacía Londres sale esta tarde.

-Oh... emm...

-Pero sabes que si necesitas ayuda, me tendrás siempre ahí.

Ella sonrió débilmente y lo abrazó.

-Adiós Tom.

******

-¿Ya se ha ido?-preguntó Leonardo.

-Sí, acaba de marcharse. Y por lo que se ve, tu plan está yendo según lo previsto. Acaba de discutir con ese cantante adolescente por teléfono.

-¿Le dijiste que te habías acostado con ella?

-No, le dije todo lo contrario, le dije la verdad. Creo que eso habría sido demasiado fuerte.

-Ay, hermanito...-Leonardo colocó una mano en el hombro de Tom-A veces eres tan tonto... SI le hubieras dicho que te habías acos...

-Sí, sí. Si se lo hubiera dicho ya podría dar por rota su relación con Pasquarelli, pero no quiero ser tan rudo con ella.

-¿A eso puedo responder con un 'estas enamorado de ella'?

-No es precisamente amor lo que siento por ella. Es... Algo diferente.

-¿Cómo lo que siento yo?

-Lo que sientes tú es lo que siente un animal.

-Acabaré convenciéndote para que me des acceso a jugar con ella cuando estemos en Londres.

¿Dónde quedo nuestra promesa? Where stories live. Discover now